- Romper con una vida de pecado
- 1
- Si Cristo padeció en su cuerpo, haceos a la idea de que también vosotros tenéis que padecer, pues el que está sufriendo corporalmente se supone que ha roto con el pecado
- 2
- para vivir el resto de su vida mortal conforme a la voluntad de Dios y no conforme a las pasiones humanas.
- 3
- Porque bastante tiempo habéis pasado ya viviendo al estilo de los paganos, es decir, entregados al desenfreno y a la liviandad, a crápulas, orgías, borracheras y abominables cultos idolátricos.
- 4
- Ahora, ellos se extrañan y os insultan porque no os lanzáis junto con ellos a ese torrente desbordado de lujuria.
- 5
- Pero tendrán que rendir cuentas al que está preparado para juzgar a vivos y muertos.
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- Por eso precisamente, también a los que ya murieron se les anunció el mensaje de salvación, a fin de que, juzgados como mortales, obtengan de Dios la vida del espíritu.
Administradores fieles
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- Se aproxima el final de todas las cosas.
Sed, por tanto, juiciosos y sobrios, para que podáis dedicaros a la oración.
- 8
- Ante todo, amaos entrañablemente unos a otros, pues el amor alcanza el perdón de los pecados por muchos que sean.
- 9
- Practicad de buen grado la hospitalidad mutua.
- 10
- Que todos, como buenos administradores de los múltiples dones de Dios, pongan al servicio de los demás el don que recibieron.
- 11
- El que habla, que comunique palabra de Dios;
el que presta un servicio, hágalo consciente de que es Dios quien le da las fuerzas. Así, en todo lo que hagáis, Dios resultará glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el poder por siempre y para siempre. Amén.
Compartiendo los sufrimientos de Cristo
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- Queridos, no os asombre como algo inesperado la tremenda prueba desatada contra vosotros.
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- Alegraos, más bien, de compartir los sufrimientos de Cristo, para que el día de su gloriosa manifestación también vosotros saltéis de júbilo.
- 14
- Dichosos si sois ultrajados por seguir a Cristo;
eso quiere decir que el Espíritu glorioso de Dios alienta en vosotros.
- 15
- Que ninguno de vosotros tenga que sufrir por asesino, ladrón, malhechor o entrometido.
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- Pero si es por ser cristiano, que no se avergüence, sino que alabe a Dios por llevar ese nombre.
- 17
- Porque ha llegado el tiempo del juicio, que ha de comenzar por el mismo pueblo de Dios.
Y si comienza por nosotros, ¿qué pueden esperar los que se niegan a aceptar el evangelio de Dios?
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- Pues si el bueno a duras penas se salva, ¿qué suerte correrán el impío y el pecador?
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- Así que, incluso los que sufren en conformidad con la voluntad divina, deben confiarse a la fidelidad del Creador, sin dejar de hacer el bien.
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