Jorán de Israel (852-841)

1
Jorán, hijo de Ajab, comenzó a reinar sobre Israel en Samaría el año décimo octavo del reinado de Josafat en Judá.
Reinó durante doce años.
2
Ofendió al Señor con sus acciones, aunque no tanto como su padre y su madre, pues suprimió la columna de Baal que había levantado su padre.
3
Aún así, imitó los pecados que Jeroboán, hijo de Nabat, había hecho cometer a Israel y no se apartó de ellos.


Eliseo y la guerra contra Moab

4
Mesá, el rey de Moab, era pastor y pagaba al rey de Israel un tributo de cien mil corderos y cien mil carneros lanudos.
5
Pero, cuando murió Ajab, el rey de Moab se sublevó contra el rey de Israel.
6
El rey Jorán salió inmediatamente de Samaría, pasó revista a todo el ejército israelita
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y mandó decir a Josafat, rey de Judá:
— El rey de Moab se ha rebelado contra mí.
¿Quieres acompañarme a luchar contra Moab?
Él contestó:
— Sí, te acompaño.
Yo, mi gente y mi caballería estamos a tu disposición.
8
Luego preguntó:
— ¿Qué camino tomamos?
Contestó:
— El camino del desierto de Edom.
9
Los reyes de Israel, Judá y Edom emprendieron la marcha y al cabo de siete días de camino faltó el agua para el ejército y para los animales que llevaban.
10
Entonces el rey de Israel exclamó:
— ¡Ay, que el Señor nos ha reunido a los tres reyes para entregarnos en poder de Moab!
11
Josafat preguntó:
— ¿No hay por aquí algún profeta a través del cual podamos consultar al Señor?
Uno de los servidores del rey de Israel respondió:
— Por aquí anda Eliseo, el hijo de Safat, que era asistente de Elías.
12
Josafat dijo:
— ¡Él anuncia la palabra del Señor!
Entonces el rey de Israel, Josafat y el rey de Edom bajaron a ver a Eliseo.
13
Y Eliseo dijo al rey de Israel:
— ¡No tengo nada que ver contigo! Consulta a los profetas de tu padre y de tu madre.
Pero el rey de Israel le contestó:
— No, pues ha sido el Señor quien nos ha reunido a los tres reyes para entregarnos en poder de Moab.
14
Eliseo contestó:
— Te juro por el Señor del universo, a quien sirvo, que si no fuera por respeto a Josafat, el rey de Judá, no te haría caso ni te miraría.
15
Ahora, traedme un músico.
Mientras el músico tocaba, el Señor se apoderó de Eliseo
16
y este dijo:
— El Señor manda que llenéis de zanjas esta vaguada.
17
Pues, según dice el Señor, no se verá viento ni lluvia, pero esta vaguada se llenará de agua y podréis beber vosotros, vuestros ganados y vuestros animales.
18
Y por si esto no fuera suficiente, el Señor entregará a Moab en vuestro poder
19
y destruiréis todas las ciudades fortificadas e importantes, talaréis todos los árboles frutales, cegaréis todas las fuentes de agua y llenaréis de piedras todas las tierras de cultivo.
20
A la mañana siguiente, a la hora de la ofrenda, empezó a venir agua de la parte de Edom y el terreno se inundó.
21
Cuando los moabitas se enteraron de que los reyes subían a atacarlos, movilizaron a toda la gente apta para la guerra y tomaron posiciones en la frontera.
22
Cuando se levantaron a la mañana siguiente, el sol reverberaba sobre el agua y a los moabitas, de lejos, las aguas les parecieron rojas como la sangre.
23
Entonces exclamaron:
— ¡Eso es sangre! Seguro que los reyes se han acuchillado y se han matado unos a otros.
¡Moabitas, al saqueo!
24
Cuando los moabitas llegaban al campamento de Israel, los israelitas les hicieron frente, derrotaron a Moab y los pusieron en fuga.
Luego los israelitas penetraron en Moab y lo devastaron.
25
Destruyeron sus ciudades, lanzaron piedras a las tierras de cultivo, cegaron todas las fuentes de agua y talaron todos los árboles frutales.
Sólo quedó en pie Quir Jaréset, pero los honderos la cercaron y la atacaron.
26
Cuando el rey de Moab vio que la batalla estaba perdida, tomó consigo a setecientos hombres armados con espadas y trató de abrir brecha por donde estaba el rey de Edom, pero no lo consiguió.
27
Entonces cogió a su hijo primogénito, el que debía sucederle como rey, y lo ofreció en holocausto sobre la muralla.
El hecho causó tan gran indignación entre los israelitas, que levantaron el asedio y regresaron a su país.