- Introducción (1,1-5)
Saludo
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- Pablo, Silvano y Timoteo a la iglesia de los tesalonicenses congregada en el nombre de Dios nuestro Padre y de Jesucristo, el Señor.
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- Con vosotros, gracia y paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo, el Señor.
Perseverancia en las pruebas
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- Hermanos, debemos dar gracias a Dios sin cesar por vosotros.
Es justo que lo hagamos así porque progresáis extraordinariamente en la fe y es cada vez mayor el amor mutuo que os tenéis todos vosotros.
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- Por eso, nos sentimos orgullosos de vosotros en medio de las iglesias de Dios;
orgullosos de vuestra entereza y vuestra fe ante el cúmulo de persecuciones y pruebas que soportáis
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- y que son una señal del justo juicio de Dios que quiere haceros dignos del reino por el cual ahora sufrís.
I.— EL JUSTO JUICIO DE DIOS (1,6-12) La venida del Señor, como juez justo
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- Dios es justo y hará que sufran quienes os están ocasionando sufrimientos;
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- Hará también que vosotros, los que habéis sufrido, compartáis con nosotros el descanso cuando Jesús, el Señor, se manifieste desde el cielo con sus ángeles poderosos
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- y aparezca como una llama ardiente haciendo justicia con aquellos que no quieren conocer a Dios ni escuchar el mensaje evangélico de Jesús, nuestro Señor.
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- Su castigo será la ruina eterna, la separación definitiva del Señor y de su glorioso poder,
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- cuando venga en aquel día y se manifieste glorioso entre sus elegidos y admirable en medio de todos los que hayan creído;
porque vosotros habéis acogido con fe nuestro testimonio.
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- Esta es la razón por la que rogamos sin cesar por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de su llamamiento y lleve a término con eficacia y plenitud no sólo todo buen propósito, sino también la obra de la fe.
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- De este modo, nuestro Señor Jesucristo será glorificado en vosotros y vosotros en él, conforme a la gracia de nuestro Dios y Señor Jesucristo.
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