III.— LOS ACONTECIMIENTOS DEL SINAÍ (19—40)
La Alianza del Sinaí (19,1—20,21)
El Señor propone una alianza


1
Justo tres meses después de haber salido de Egipto, los israelitas llegaron al desierto de Sinaí.
2
Habían partido de Refidín, y al llegar al desierto de Sinaí, acamparon allí, frente al monte.
3
Moisés subió a encontrarse con Dios y el Señor lo llamó desde el monte diciéndole:
Anuncia esto a los descendientes de Jacob;
dáselo a conocer a los israelitas:
4
Habéis sido testigos de lo que hice con los egipcios y de cómo a vosotros os he guiado hasta mí, trayéndoos como en alas de águila;
5
por tanto, si a partir de ahora me obedecéis y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi pueblo predilecto entre todos los pueblos, pues toda la tierra me pertenece;
6
seréis para mí un reino de sacerdotes, una nación consagrada.
Esto es lo que has de decir a los israelitas.
7
Moisés regresó, convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todo lo que el Señor le había ordenado.
8
El pueblo contestó unánimemente:
Haremos todo lo que el Señor ha ordenado.
Moisés comunicó al Señor la respuesta del pueblo,
9
y el Señor le dijo:
— Yo me acercaré a ti en una nube espesa para que el pueblo pueda escucharme cuando hable contigo;
de esta manera no volverán a dudar de ti.
Moisés transmitió al Señor la respuesta del pueblo.
10
Y el Señor le dijo:
Vuelve con el pueblo, purifícalos hoy y mañana;
que laven sus ropas
11
y estén preparados para pasado mañana porque, de aquí a tres días, el Señor descenderá sobre el monte Sinaí a la vista de todo el pueblo.
12
Señala un límite al pueblo alrededor del monte y adviérteles que no deben subir al monte ni acercarse a su ladera, porque el que ponga los pies en el monte morirá sin remedio.
13
Nadie lo tocará;
quien lo haga será lapidado o asaeteado.
Da igual que sea persona o animal;
no quedará con vida.
Únicamente podrán subir al monte cuando suene el cuerno.
14
Descendió Moisés del monte y purificó al pueblo;
ellos, por su parte, lavaron sus ropas.
15
Después les dijo:
Estad preparados para pasado mañana y absteneos de mantener relaciones sexuales.
16
El tercer día amaneció con relámpagos y truenos;
una densa nube cubrió el monte, se oyó un clamoroso sonido de trompeta, y el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar.
17
Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte.
18
Todo el monte Sinaí estaba envuelto en humo porque el Señor descendió sobre él en medio del fuego.
El monte se estremecía violentamente y subía de él una humareda como la humareda de un horno.
19
El resonar de las trompetas fue haciéndose cada vez más atronador.
Moisés hablaba y Dios le respondía con la voz del trueno.
20
El Señor descendió sobre el monte Sinaí y pidió a Moisés que subiera a la cima del monte.
Moisés subió,
21
y el Señor le dijo:
Baja y advierte al pueblo que no traspasen los límites en su afán de verme;
si lo hacen, serán muchos los que perderán la vida.
22
Incluso a los sacerdotes que se han de acercar a mí, purifícalos, para que yo, el Señor, no los fulmine.
23
Moisés contestó al Señor:
— El pueblo no puede subir al monte Sinaí porque has sidoquien nos mandó ponerle un límite alrededor, declarándolo sagrado.
24
El Señor le dijo:
Ahora desciende y regresa después acompañado de Aarón;
pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites para venir adonde yo estoy, no sea que los haga morir.
25
Entonces Moisés descendió y advirtió de esto al pueblo.