- Introducción (1,1-10)
Saludo
- 1
- Pablo, apóstol no por disposición ni intervención humana alguna, sino por encargo de Jesucristo y de Dios Padre que lo resucitó triunfante de la muerte,
- 2
- junto con todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia.
- 3
- Que Dios Padre y Jesucristo, el Señor, os concedan gracia y paz.
- 4
- Jesucristo ha entregado su vida por nuestros pecados y nos ha liberado de esta era infestada de maldad, conforme a lo dispuesto por Dios nuestro Padre,
- 5
- a quien pertenece la gloria por siempre.
Amén.
Sólo hay un mensaje de salvación
- 6
- ¡No salgo de mi asombro! ¡Hay que ver con qué rapidez habéis desertado de aquel que os llamó mediante la gracia de Cristo y os habéis pasado a otro mensaje!
- 7
- ¿Qué digo otro? Lo que pasa es que algunos os desconciertan intentando deformar el mensaje evangélico de Cristo.
- 8
- Pero sea quien sea —yo mismo o incluso un ángel venido del cielo— el que os anuncie un mensaje diferente del que yo os anuncié, ¡caiga sobre él la maldición!
- 9
- Os lo dije en otra ocasión y os lo repito ahora: si alguien os anuncia un mensaje distinto al que habéis recibido, ¡caiga sobre él la maldición!
- 10
- ¿A quién pretendo yo ahora ganarme? ¿A quién busco agradar? ¿A Dios o a personas humanas? Si todavía tratase de seguir agradando a personas humanas, no sería siervo de Cristo.
I.— AUTORIDAD APOSTÓLICA DE PABLO (1,11—2,21) La vocación de Pablo
- 11
- Hermanos, quiero dejar bien claro que el mensaje proclamado por mí no es ninguna invención humana.
- 12
- Ni lo recibí ni lo aprendí de persona humana alguna.
Es Jesucristo mismo quien me lo ha revelado.
- 13
- Ya conocéis mi antigua conducta, cuando aún militaba en las filas del judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios intentando aniquilarla.
- 14
- Incluso sobresalí dentro del judaísmo por encima de muchos de mis compatriotas como fanático defensor de las tradiciones de mis antepasados.
- 15
- Pero Dios, que me había elegido ya desde antes de mi nacimiento, me llamó por pura benevolencia
- 16
- para revelarme a su Hijo y darme el encargo de anunciar su mensaje evangélico a los que no son judíos.
No solicité entonces ningún consejo humano;
- 17
- ni siquiera fui a Jerusalén para hablar con quienes eran apóstoles antes que yo, sino que me fui a la región de Arabia, de donde volví otra vez a Damasco.
- 18
- Tres años más tarde, fui a Jerusalén para conocer a Pedro y estuve con él quince días.
- 19
- A ningún otro apóstol vi, aparte de Santiago, el hermano del Señor.
- 20
- Dios es testigo de que no miento en nada de lo que os escribo.
- 21
- Después fui a las regiones de Siria y Cilicia.
- 22
- A todo esto, las iglesias cristianas de Judea seguían sin conocerme en persona.
- 23
- Únicamente habían oído decir: “El que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que antes pretendía aniquilar”.
- 24
- Y alababan a Dios por causa mía.
|