- Jesús, modelo de constancia
- 1
- Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos.
Así que desembaracémonos de todo impedimento, liberémonos del pecado que nos cerca y participemos con perseverancia en la carrera que se nos brinda.
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- Hagámoslo con los ojos puestos en Jesús, origen y plenitud de nuestra fe.
Jesús, que, renunciando a una vida placentera, afrontó sin acobardarse la ignominia de la cruz y ahora está sentado junto al trono de Dios.
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- Tened, por tanto, en cuenta a quien soportó una oposición tan fuerte de parte de los pecadores.
Si lo hacéis así, el desaliento no se apoderará de vosotros.
Pedagogía paternal de Dios
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- En realidad, aún no habéis llegado a derramar sangre en vuestra lucha contra el pecado,
- 5
- pero sí habéis olvidado la exhortación paternal que os dirige la Escritura: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor ni pierdas el ánimo cuando él te reprenda,
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- pues el Señor corrige a quien ama y castiga a quien reconoce como hijo.
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- Aceptad vosotros la corrección, que es señal de que Dios os trata como a hijos.
¿Hay, en efecto, algún padre que no corrija a su hijo?
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- Pero si quedáis privados de la corrección que todos reciben, es que sois bastardos y no hijos legítimos.
- 9
- Además, si en la tierra hemos tenido unos padres que nos han corregido y, sin embargo, los hemos respetado, ¿no deberemos, con mucha más razón, someternos al Padre sobrenatural si queremos tener vida?
- 10
- Aquellos, en efecto, nos educaban según sus criterios para una vida corta;
este, en cambio, nos educa para algo provechoso, a saber, para que participemos de su propia santidad.
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- Ninguna corrección resulta un plato de gusto cuando se recibe;
al contrario, es desagradable. Mas a la postre, a quienes se sirven de ella para ejercitarse, les reporta frutos de paz y rectitud.
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- Así pues, armaos de valor y no os dejéis vencer por el cansancio,
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- y encaminad vuestros pasos por senderos llanos para que el pie cojo no sufra una nueva torcedura, sino que pueda, más bien, sanar.
V.— JESUCRISTO, FUENTE Y MODELO DE VIDA CRISTIANA (12,14—13,19) Fidelidad a la vocación cristiana
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- Procurad estar en paz con todos y llevar una vida de consagrados;
sin ello nadie verá al Señor.
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- Manteneos vigilantes para que nadie quede privado de la gracia de Dios;
para que ninguna planta dañina, capaz de perturbar y emponzoñar a toda una multitud, crezca entre vosotros;
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- para que nadie viva entregado a la lujuria o a una conducta irreligiosa como Esaú que, por un solo plato de comida, cedió sus derechos de primogénito.
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- Más tarde, como sabéis, quiso recibir en herencia la bendición, pero en vano;
aunque lo suplicó entre lágrimas, ya no pudo cambiar lo que había hecho.
- 18
- Vosotros no os habéis acercado a una montaña de esta tierra.
No habéis tenido que enfrentaros a un fuego ardiente, a las oscuras tinieblas o al fragor de la tormenta;
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- tampoco al clamor de la trompeta o al sonido de aquellas palabras que, al oírlo, hizo suplicar a los israelitas que no les hablara Dios.
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- Y es que les resultaba intolerable lo que se les había prescrito: Cualquiera que ponga el pie en la montaña, aunque se trate de un animal, morirá apedreado.
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- Era tan estremecedor el espectáculo, que el mismo Moisés exclamó: Estoy aterrorizado y lleno de miedo.
No rechazar al Señor
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- Vosotros, en cambio, os habéis acercado a la montaña de Sión, a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, a la multitud festiva de los ángeles,
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- a la asamblea de quienes han sido inscritos como primeros ciudadanos de los cielos, a Dios que es juez de todos, a los espíritus de los que, habiendo vivido rectamente, han alcanzado la meta,
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- a Jesús, en fin, mediador de una alianza nueva, cuya sangre, rociada sobre nosotros, clama con más elocuencia que la de Abel.
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- Estad, pues, atentos a no rechazar la voz de Dios.
Porque si los que rechazaron a quien hablaba desde la tierra no consiguieron escapar, ¿qué sucederá con nosotros si volvemos la espalda a quien nos habla desde el cielo?
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- Entonces su voz hizo temblar la tierra;
ahora mantiene lo que prometió cuando dijo: Haré temblar una vez más no sólo la tierra, sino también el cielo.
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- Con las palabras “una vez más” indica que lo inestable, por ser criatura, va a ser transformado y sólo permanecerá lo inconmovible.
- 28
- Y puesto que somos nosotros los que recibimos ese reino inconmovible, seamos agradecidos, tributemos a Dios un culto agradable con reverencia y respeto.
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- Que no en vano nuestro Dios es un fuego devorador.
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