- Enfermedad y curación de Ezequías (2 Re 20,1-6.9.11)
- 1
- Por aquel tiempo enfermó gravemente Ezequías.
El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo y le dijo: — Así dice el Señor: Pon en orden tus asuntos, pues vas a morir; no te curarás.
- 2
- Ezequías se volvió cara a la pared y oró al Señor
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- con estas palabras:
— ¡Ay, Señor! Recuerda que me he comportado con fidelidad y rectitud en tu presencia, haciendo lo que te agrada. Y rompió a llorar a lágrima viva.
- 4
- El Señor volvió a hablar a Isaías:
- 5
- — Anda y di a Ezequías: “Así dice el Señor, Dios de tu antepasado David: He oído tu oración y he visto tus lágrimas.
Pues bien, alargaré tu vida otros quince años.
- 6
- Os libraré a ti y a esta ciudad de caer en poder del rey de Asiria y seré el escudo protector de esta ciudad.
- 7
- Y esta será la señal de que el Señor cumplirá la promesa que te ha hecho:
- 8
- Haré que la sombra del sol retroceda los diez grados que ha bajado en las escaleras de Ajaz”.
Y la sombra del sol retrocedió los diez grados que había bajado en las escaleras.
Cántico de Ezequías
- 9
- Cántico de Ezequías, rey de Judá, cuando se recuperó de su enfermedad:
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- Yo pensé: “Ahora en la mitad
de mis días he de irme a las puertas del reino de los muertos, privado del resto de mis años”.
- 11
- Pensaba: “Ya no veré al Señor
en la tierra de los vivos; ya a nadie contemplaré entre los habitantes del mundo.
- 12
- Desmontan mi vida y se la llevan
igual que una tienda de pastores. Devanas mi vida como tejedor y cortas la trama; de la mañana a la noche acabas conmigo,
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- mientras yo grito hasta el amanecer.
Quiebras mis huesos como un león, de la mañana a la noche acabas conmigo.
- 14
- Estoy piando como golondrina,
zureo igual que paloma; mis ojos se consumen mirando a lo alto. ¡Señor, me siento oprimido, sal fiador en mi favor!”.
- 15
- ¿Pero qué puedo decirle
si es él quien lo ha hecho? Caminaré lo que me queda de vida sumido en la amargura de mi alma.
- 16
- Sobreviven los que el Señor protege,
y entre ellos alentará mi espíritu: tú me curas y me mantienes con vida.
- 17
- La amargura se me ha vuelto dicha,
pues has detenido mi vida al pie de una tumba vacía: has echado a tus espaldas todas mis torpes acciones.
- 18
- En el reino de los muertos
nadie te da gracias; tampoco la muerte te alaba, ni espera en tu fidelidad la gente que baja a la fosa.
- 19
- Sólo la vida te da gracias,
como hago yo ahora ante ti. El padre enseña a los hijos lo que es tu fidelidad.
- 20
- Señor, sálvame
y haremos resonar las arpas todos los días de nuestra vida en el Templo del Señor.
- 21
- Isaías entonces dijo:
— Que traigan un emplasto de higos y se lo pongan en la herida para que se cure.
- 22
- Intervino Ezequías:
— ¿Cuál es la prueba de que subiré al Templo del Señor?
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