Marco histórico

1
Palabras de Jeremías, hijo de Jelcías, uno de los sacerdotes de Anatot, en territorio de Benjamín.
2
Le llegó la palabra del Señor en tiempos de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, el año décimo tercero de su reinado.
3
También le llegó en tiempos de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, hasta el final del año undécimo de Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá;
hasta la deportación de Jerusalén en el mes quinto.


I.— ORÁCULOS CONTRA JUDÁ Y SUS MONARCAS (1—25)
Vocación y primeras visiones y oráculos


4
Me llegó la palabra del Señor en estos términos:
5
Antes de formarte yo en el vientre, ya te conocía;
antes de que salieras de las entrañas maternas, te consagré profeta y te destiné a las naciones.
6
Respondí:
— Ay, Señor mi Dios.
¡Pero si no sé ni hablar;
soy muy joven!
7
Me contestó el Señor:
— No digas que eres joven.
Irás a todos los sitios adonde yo te envíe y dirás todo lo que te ordene.
8
No les tengas miedo, pues estoy contigo para defenderteoráculo del Señor—.
9
El Señor alargó su brazo, me tocó en la boca y me dijo:
— He puesto mis palabras en tu boca.
10
Mira, hoy mismo te doy poder sobre naciones y reinos, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para construir y plantar.
11
El Señor me dirigió la palabra en estos términos:
— ¿Qué ves, Jeremías?
Respondí:
— Veo una rama de almendro.
12
Añadió el Señor:
— Has visto bien.
Pues yo también vigilo para que se cumpla mi palabra.
13
Por segunda vez me dirigió el Señor su palabra en estos términos:
— ¿Qué ves?
Respondí:
— Veo un caldero hirviendo, con sus bordes inclinados del lado del norte.
14
El Señor me dijo:
— El desastre se precipitará desde el norte sobre todos los habitantes del país,
15
pues pienso citar a todos los clanes y reinos del norteoráculo del Señor—.
Vendrán y pondrán su sitial
a la entrada de las puertas de Jerusalén,
en torno a todas sus murallas
y en todas las ciudades de Judá.
16
Expondré mis cargos contra ellos,
por el mal que hicieron olvidándome,
quemando incienso a otros dioses,
adorando a las obras de sus manos.
17
Y tú, disponte a pelear,
puesto en pie les dirás
todo lo que yo te ordene.
Y no les tengas miedo,
o seré yo el que te intimide.
18
Mira, te he convertido
desde hoy en plaza fuerte,
serás columna de hierro,
igual que muro de bronce,
enfrentado a todo el país:
a los reyes y príncipes de Judá,
sacerdotes y pueblo de la tierra.
19
Te atacarán, pero no te vencerán,
pues estoy contigo para ayudarte
oráculo del Señor—.