- II.— COMPORTARNOS COMO HIJOS DE DIOS (3,1—4,6)
Somos hijos de Dios
- 1
- ¡Miren qué amor tan inmenso el del Padre, que nos proclama y nos hace ser hijos suyos! Si el mundo nos ignora, es porque no conoce a Dios.
- 2
- Ahora, queridos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser.
Pero sabemos que el día en que se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
- 3
- Esta esperanza que hemos puesto en él es la que nos va perfeccionando, como él es perfecto.
Jesucristo borra nuestros pecados
- 4
- Todo el que peca quebranta la ley, pues el pecado consiste en conculcar la ley.
- 5
- Y saben que Jesucristo, en quien no hay pecado, vino a borrar nuestros pecados.
- 6
- Quien permanece unido a él no comete pecado;
quien sigue pecando, es que no lo ha visto ni conocido.
- 7
- Hijos míos, que nadie los engañe;
el que practica el bien es justo, como Jesús es justo.
- 8
- Pero el que sigue pecando pertenece al diablo, porque el diablo es pecador desde el principio del mundo.
El Hijo de Dios vino para aniquilar la obra del diablo,
- 9
- y ninguno que sea hijo de Dios puede seguir pecando, porque Dios es su Padre, y la vida misma de Dios alienta en él.
- 10
- En esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: quien no practica el bien ni ama al hermano, no es hijo de Dios.
El amor fraterno
- 11
- Desde el principio han escuchado ustedes el anuncio de amarse unos a otros.
- 12
- No como Caín, quien, por ser del maligno, asesinó a su hermano.
Y ¿por qué lo asesinó? Pues porque sus acciones eran malas, y las de su hermano, en cambio, eran buenas.
- 13
- No se extrañen, hermanos, si el mundo los aborrece.
- 14
- Sabemos que por amar a nuestros hermanos hemos pasado de la muerte a la vida, mientras que quien no ama sigue muerto.
- 15
- Odiar al hermano es como darle muerte, y deben saber que ningún asesino tiene dentro de sí vida eterna.
- 16
- Nosotros hemos conocido lo que es el amor en que Cristo dio su vida por nosotros;
demos también nosotros la vida por los hermanos.
- 17
- Pero si alguien nada en la abundancia y, viendo que su hermano está necesitado le cierra el corazón, ¿tendrá valor para decir que ama a Dios?
- 18
- Hijos míos, ¡obras son amores y no buenas razones!
Confianza en Dios
- 19
- Esta será la señal de que pertenecemos a la verdad y podemos sentirnos seguros en presencia de Dios:
- 20
- que si alguna vez nos acusa la conciencia, Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas.
- 21
- Pero si la conciencia no nos acusa, queridos, crece nuestra confianza en Dios
- 22
- y él nos concederá todo lo que le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos cuanto le agrada.
- 23
- Y este es su mandamiento: que creamos en su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros conforme al precepto que él nos dio.
- 24
- Quien cumple sus mandamientos, permanece en Dios y Dios en él;
así nos lo hace saber el Espíritu que nos dio.
|