David, vasallo filisteo (27—30)
David en Gat y Siclag


1
David se hizo el siguiente razonamiento:
Cualquier día de estos voy a sucumbir a manos de Saúl.
Lo mejor que puedo hacer es huir al país de los filisteos.
Así Saúl dejará de perseguirme por todo el territorio de Israel y podré escapar de sus manos.
2
Luego David se puso en camino y, con los seiscientos hombres que tenía, se pasó a Aquís, hijo de Maón y rey de Gat.
3
David se estableció con Aquís en Gat, junto con sus hombres, cada uno con su familia;
llevó también consigo a sus dos mujeres: Ajinoán de Jezrael y Abigail, la mujer de Nabal, el de Carmel.
4
Saúl fue informado de que David había huido a Gat y dejó de perseguirlo.
5
Un día David dijo a Aquís:
— Si merezco tu confianza, te ruego que me asignes un sitio en cualquiera de las aldeas del término, para que pueda instalarme allí;
pues tu siervo no debe residir junto a ti en la ciudad real.
6
Y aquel mismo día Aquís le asignó Siclag.
Por eso Siclag ha pertenecido a los reyes de Judá hasta hoy.
7
David permaneció en territorio filisteo durante un año y cuatro meses.
8
David y sus hombres salían a saquear a los guesureos, guercitas y amalecitas, pues esos son los pueblos que habitaban desde siempre la región en dirección a Surá hasta el país de Egipto.
9
David devastaba la región, sin dejar con vida a hombres ni mujeres;
se llevaba ovejas, vacas, burros, camellos y ropas y regresaba junto a Aquís.
10
Cuando Aquís le preguntaba:
— ¿Dónde han estado saqueando hoy?
David le respondía:
— En la región al sur de Judá.
O bien:
— En la región de los jerajmelitas.
O bien:
— En la región de los quenitas.
11
David no llevaba a Gat ningún hombre o mujer con vida, para que no lo denunciasen por lo que hacía.
Y esa fue su forma de actuar durante todo el tiempo que vivió en territorio filisteo.
12
Aquís se fiaba de David, pensando que estaba enemistado con su pueblo, Israel, y que sería siempre su vasallo.