Historia de Eliseo (2—8)
La ascensión de Elías


1
Cuando el Señor iba a ascender a Elías al cielo en el torbellino, Elías y Eliseo partieron de Guilgal.
2
Elías dijo a Eliseo:
Quédate aquí, pues el Señor me ha ordenado ir a Betel.
Pero Eliseo contestó:
Juro por el Señor y por tu vida que no te abandonaré.
Bajaron a Betel
3
y la comunidad de profetas que vivía allí salió a recibir a Eliseo y le dijo:
— ¿No sabes que el Señor te arrebatará hoy a tu maestro?
Él respondió:
— ¡Ya lo sé! ¡Cállense!
4
Luego Elías dijo a Eliseo:
Quédate aquí, pues el Señor me ha ordenado ir a Jericó.
Pero Eliseo contestó:
Juro por el Señor y por tu vida que no te abandonaré.
Fueron a Jericó
5
y los profetas que vivían allí formando un grupo se acercaron a Eliseo y le dijeron:
— ¿No sabes que el Señor te arrebatará hoy a tu maestro?
Él respondió:
— ¡Ya lo sé! ¡Cállense!
6
Después le dijo Elías:
Quédate aquí, pues el Señor me ha ordenado ir al Jordán.
Pero Eliseo contestó:
Juro por el Señor y por tu vida que no te abandonaré.
Y se fueron los dos.
7
Fueron también cincuenta profetas y se detuvieron a cierta distancia, frente a ellos.
Ellos dos se detuvieron junto al Jordán.
8
Entonces Elías agarró el manto, lo enrolló y golpeó con él las aguas, que se partieron por la mitad y ellos atravesaron por lo seco.
9
Cuando cruzaron, Elías dijo a Eliseo:
Pídeme lo que quieras, antes de que sea arrebatado de junto a ti.
Eliseo le dijo:
Déjame recibir dos tercios de tu espíritu.
10
Elías respondió:
— ¡Me pides demasiado! Pero si logras verme cuando sea arrebatado de tu lado, lo tendrás.
Si no me ves, no lo tendrás.
11
Mientras ellos seguían caminando y hablando, un carro de fuego tirado por caballos de fuego los separó y Elías subió al cielo en el torbellino.
12
Eliseo lo miraba y gritaba:
— ¡Padre mío, padre mío, carro y caballería de Israel!
Cuando dejó de verlo, rompió en dos su vestido,
13
recogió el manto que se le había caído a Elías, se volvió y se detuvo a orillas del Jordán.
14
Golpeó entonces las aguas con el manto que se le había caído a Elías y exclamó:
— ¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías? ¿Dónde está?
Volvió a golpear las aguas, que se partieron por la mitad, y Eliseo las atravesó.
15
Cuando lo vieron los profetas de Jericó que estaban enfrente, exclamaron:
— ¡Eliseo lleva el espíritu de Elías!
Entonces fueron a su encuentro y se inclinaron ante él.
16
Luego le dijeron:
Mira, entre tus servidores hay cincuenta valientes.
Deja que vayan a buscar a tu maestro, no sea que el espíritu del Señor lo haya arrebatado y arrojado en algún monte o valle.
Pero Eliseo respondió:
— No los manden.
17
Pero le insistieron tanto que no tuvo más remedio que permitírselo.
Enviaron a los cincuenta hombres que estuvieron buscándolo durante tres días, aunque no lo encontraron.
18
Cuando regresaron a Jericó, donde se había quedado Eliseo, este les dijo:
— ¿No les dije que no fueran?


Milagros de Eliseo

19
Los habitantes de Jericó dijeron a Eliseo:
Mira, la situación de la ciudad es buena, como puedes ver.
Pero el agua es mala y la tierra, estéril.
20
Eliseo les dijo:
Tráiganme un plato nuevo con sal.
Cuando se lo llevaron,
21
Eliseo fue al manantial y echó en él la sal, diciendo:
Así dice el Señor: He purificado estas aguas y no volverán a causar muerte ni esterilidad.
22
Y las aguas quedaron purificadas hasta el presente, conforme al oráculo pronunciado por Eliseo.
23
Eliseo marchó de allí a Betel y cuando iba subiendo por el camino, salieron de la ciudad unos chiquillos, que empezaron a burlarse de él, gritando:
— ¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!
24
Él se volvió y, cuando los vio, los maldijo en el nombre del Señor.
Entonces salieron del bosque dos osos que despedazaron a cuarenta y dos chiquillos.
25
Eliseo marchó de allí al monte Carmelo y desde allí volvió a Samaría.