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- Al día siguiente Labán se levantó temprano, besó a sus hijas y a sus nietos y regresó a su casa.
Jacob regresa a su tierra
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- Jacob, por su parte, siguió su camino y unos ángeles de Dios salieron a su encuentro.
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- Al verlos exclamó:
— Este es un lugar donde Dios acampa. Y llamó a aquel lugar Majanáin.
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- Después Jacob envió por delante unos mensajeros a su hermano Esaú, a la región de Seír, en la campiña de Edom,
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- dándoles esta orden:
— Digan a mi señor Esaú. “Tu siervo Jacob nos envía a decirte: He estado viviendo hasta ahora en casa de Labán.
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- Tengo vacas, asnos, ovejas, criados y criadas.
Envío este mensaje a mi señor con la esperanza de ser recibido amistosamente”.
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- Cuando los mensajeros regresaron, dijeron a Jacob:
— Hemos ido adonde está tu hermano Esaú, y ahora viene a tu encuentro con cuatrocientos hombres.
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- Entonces Jacob se llenó de miedo y angustia.
Dividió en dos grupos la gente que lo acompañaba, y lo mismo hizo con las ovejas, las vacas y los camellos,
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- pues pensó: “Si Esaú ataca a un grupo, el otro podrá escapar.”
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- Luego oró diciendo:
— Dios de mi abuelo Abrahán y de mi padre Isaac, Señor que me dijiste: Regresa a tu tierra natal, donde están tus parientes, que yo te haré prosperar.
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- Yo no merezco el amor y la fidelidad que has tenido con este siervo tuyo.
Cuando crucé este río Jordán, no tenía más que mi bastón; pero ahora puedo formar dos campamentos.
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- ¡Por favor, líbrame del poder amenazante de mi hermano Esaú! Tengo miedo de que venga y mate a mujeres y niños.
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- Has sido tú quien me dijiste que me harías prosperar y que mi descendencia sería tan numerosa como la arena de la playa, que es incontable.
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- Aquella noche Jacob durmió allí y, de lo que traía consigo, escogió regalos para su hermano Esaú:
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- doscientas cabras y veinte machos cabríos;
doscientas ovejas y veinte carneros;
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- treinta camellas recién paridas, con sus crías;
cuarenta vacas y diez novillos; veinte asnas y diez asnos.
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- Luego se los confió a sus criados en rebaños separados, y les dijo:
— Vayan delante de mí y dejen alguna distancia entre rebaño y rebaño.
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- Al primero le dio las siguientes instrucciones:
— Cuando te encuentres con mi hermano Esaú y te pregunte de quién eres, adónde vas y para quién es el ganado que llevas,
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- le responderás: “Es un regalo que tu siervo Jacob envía a mi señor Esaú.
Él mismo viene detrás de nosotros”.
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- Las mismas instrucciones dio Jacob al segundo y al tercero y a todos los que guiaban los rebaños:
— Cuando encuentren a Esaú, díganle lo mismo;
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- y añadan: “Tu siervo Jacob viene detrás de nosotros”.
Porque Jacob pensaba: “Es posible que los regalos que le vayan llegando lo apacigüen y así, cuando me presente ante él, tal vez me reciba amistosamente”.
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- Envió, pues, los regalos por delante, mientras él se quedó a pasar la noche en el campamento.
Jacob lucha con un ángel
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- Aquella misma noche, Jacob se levantó, tomó a sus dos mujeres junto con sus dos criadas y sus once hijos, y los hizo cruzar el vado del río Yaboc.
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- Los hizo pasar al otro lado del río llevando consigo todo lo que tenía.
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- Y se quedó Jacob solo.
Entonces un desconocido luchó con él hasta despuntar el alba.
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- Viendo el desconocido que no podía vencer a Jacob, lo golpeó en la coyuntura de la cadera, y esta parte quedó dislocada mientras luchaban.
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- Y el desconocido le dijo:
— Suéltame, que ya despunta el alba. Y Jacob respondió: — No te soltaré hasta que me bendigas.
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- El desconocido le preguntó:
— ¿Cómo te llamas? Respondió: — Jacob.
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- Entonces el desconocido le dijo:
— Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado contra Dios y contra los hombres, y has vencido.
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- Jacob, a su vez, le preguntó:
— ¿Cuál es tu nombre? Pero el desconocido contestó: — ¿Por qué quieres saber mi nombre? Y allí mismo lo bendijo.
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- Jacob llamó a aquel lugar Penuel, porque dijo: “He visto a Dios cara a cara y sigo vivo”.
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- Salía ya el sol cuando Jacob atravesaba Penuel;
y caminaba cojeando de la cadera.
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- Por eso los israelitas no comen hasta el presente el tendón que está en la articulación de la cadera, pues Jacob fue herido en dicho tendón.
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