- Los setenta y dos enviados (Mt 9,37)
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- Después de esto, el Señor escogió también a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de él a todos los pueblos y lugares a donde él pensaba ir.
- 2
- Les dijo:
— La mies es mucha, pero son pocos los obreros. Por eso, pídanle al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
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- ¡Póngase en marcha! Yo los envío como corderos en medio de lobos.
- 4
- No lleven monedero, zurrón, ni calzado;
y no se detengan tampoco a saludar a nadie en el camino.
- 5
- Cuando entren en alguna casa, digan primero: “Paz a esta casa”.
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- Si los que viven allí son gente de paz, la paz del saludo quedará con ellos;
si no lo son, la paz se volverá a ustedes.
- 7
- Quédense en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el que trabaja tiene derecho a su salario.
No vayan de casa en casa.
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- Cuando lleguen a un pueblo donde los reciban con agrado, coman lo que les ofrezcan.
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- Curen a los enfermos que haya en él y anuncien: “El reino de Dios está cerca de ustedes”.
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- Pero si entran en un pueblo donde se nieguen a recibirlos, recorran sus calles diciendo:
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- “¡Hasta el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos contra ustedes! Sin embargo, sepan que el reino de Dios ya está cerca”.
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- Les digo que, en el día del juicio, los habitantes de Sodoma serán tratados con más clemencia que los de ese pueblo.
Lamento por las ciudades rebeldes (Mt 10,40; 11,20-24)
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- ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han realizado en medio de ustedes, ya hace mucho tiempo que sus habitantes se habrían convertido y lo habrían demostrado llevando luto y ceniza.
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- Por eso, Tiro y Sidón serán tratados en el juicio con más clemencia que ustedes.
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- Y tú, Cafarnaún, ¿crees que vas a ser encumbrada hasta el cielo? ¡Hasta el abismo, serás precipitada!
- 16
- El que los escuche a ustedes, es como si me escuchara a mí;
el que los rechaze a ustedes, es como si me rechazara a mí; y el que me rechace a mí, es como si rechazara al que me envió.
Regreso de los setenta y dos enviados
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- Los setenta y dos volvieron llenos de alegría, diciendo:
— ¡Señor, hasta los demonios nos obedecen en tu nombre!
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- Jesús les contestó:
— He visto a Satanás que caía del cielo como un rayo.
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- Les he dado a ustedes autoridad para que pisoteen las serpientes, los escorpiones y todo el poder del enemigo, sin que nada ni nadie pueda dañarlos.
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- Pero, aun así, no se alegren tanto de que los espíritus malignos los obedezcan como de que los nombres de ustedes estén escritos en el cielo.
Alegría de Jesús (Mt 11,25-27; 13,16-17)
- 21
- En aquel mismo momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo:
— Padre, Señor del cielo y de la tierra, te alabo porque has ocultado todo esto a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos. Sí, Padre, así lo has querido tú.
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- Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre;
y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.
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- Luego se volvió hacia sus discípulos y les dijo aparte:
— ¡Felices los que puedan ver todo lo que ustedes están viendo!
- 24
- Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes están viendo, y no lo vieron;
y oír lo que ustedes están oyendo, y no lo oyeron.
El mandamiento más importante (Mt 22,35-39; Mc 12,28-31)
- 25
- Por entonces, un doctor de la ley, queriendo poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:
— Maestro, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?
- 26
- Jesús le contestó:
— ¿Qué está escrito en la ley de Moisés? ¿Qué lees allí?
- 27
- Él respondió:
— Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu inteligencia; y a tu prójimo como a ti mismo.
- 28
- Jesús le dijo:
— Has respondido correctamente. Haz eso y vivirás.
Parábola del buen samaritano
- 29
- Pero el maestro de la ley, para justificar su pregunta, insistió:
— ¿Y quién es mi prójimo?
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- Jesús le dijo:
— Un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó fue asaltado por unos ladrones, que le robaron cuanto llevaba, lo hirieron gravemente y se fueron, dejándolo medio muerto.
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- Casualmente bajaba por aquel mismo camino un sacerdote que vio al herido, pero pasó de largo.
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- Y del mismo modo, un levita, al llegar a aquel lugar, vio al herido, pero también pasó de largo.
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- Finalmente, un samaritano que iba de camino llegó junto al herido y, al verlo, se sintió conmovido.
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- Se acercó a él, le vendó las heridas poniendo aceite y vino sobre ellas, lo montó en su propia cabalgadura, lo condujo a una posada próxima y cuidó de él.
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- Al día siguiente, antes de reanudar el viaje, el samaritano dio dos denarios al posadero y le dijo: “Cuida bien a este hombre.
Si gastas más, te lo pagaré a mi vuelta”.
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- Pues bien, ¿cuál de estos tres hombres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de ladrones?
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- El maestro de la ley contestó:
— El que tuvo compasión de él. Y Jesús le replicó: — Pues vete y haz tú lo mismo.
Jesús visita a Marta y María
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- Mientras seguían el camino, Jesús entró en una aldea, donde una mujer llamada Marta le dio alojamiento.
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- Marta tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras.
- 40
- Marta, en cambio, andaba atareada con los quehaceres domésticos, por lo que se acercó a Jesús y le dijo:
— Señor, ¿te parece bien que mi hermana me deje sola con todo el trabajo de la casa? Por favor, dile que me ayude.
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- El Señor le contestó:
— Marta, Marta, andas angustiada y preocupada por muchas cosas.
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- Sin embargo, una sola es necesaria.
María ha elegido la mejor parte y nadie se la arrebatará.
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