- Parábola del administrador astuto
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- Dijo también Jesús a los discípulos:
— Un hombre rico tenía un administrador que fue acusado ante su amo de malversar sus bienes.
- 2
- El amo lo llamó y le dijo: “¿Qué es esto que me dicen de ti? Preséntame las cuentas de tu administración, porque desde ahora quedas despedido de tu cargo”.
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- El administrador se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer ahora? Mi amo me quita la administración, y yo para cavar no tengo fuerzas, y pedir limosna me da vergüenza.
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- ¡Ya sé qué voy a hacer para que, cuando deje el cargo, no falte quien me reciba en su casa!”.
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- Comenzó entonces a llamar, uno por uno, a los deudores de su amo.
Al primero le preguntó: “¿Cuánto debes a mi amo?”.
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- Le contestó: “Cien barriles de aceite”.
El administrador le dijo: “Pues mira, toma tus recibos y apunta sólo cincuenta”.
- 7
- Al siguiente le preguntó: “¿Tú cuánto le debes?”.
Le contestó: “Cien sacos de trigo”. Le dijo el administrador: “Pues mira, toma tus recibos y apunta sólo ochenta”.
- 8
- Y el amo elogió la astucia de aquel administrador corrupto porque, en efecto, los que pertenecen a este mundo son más sagaces en sus negocios que los que pertenecen a la luz.
- 9
- Por eso, les aconsejo que se ganen amigos utilizando las riquezas de este mundo.
Así, cuando llegue el día de dejarlas, habrá quien los reciba en la mansión eterna.
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- El que es fiel en lo poco, también será fiel en lo mucho;
y el que no es fiel en lo poco, tampoco lo será en lo mucho.
- 11
- De modo que si ustedes no son fieles con las riquezas de este mundo, ¿quién les confiará la verdadera riqueza?
- 12
- Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les dará lo que les pertenece a ustedes?
Dios y el dinero (Mt 6,24)
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- Ningún criado puede servir a dos amos al mismo tiempo, porque aborrecerá al uno y apreciará al otro, o será fiel al uno y del otro no hará caso.
No pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.
La ley y el reino de Dios (Mt 11,12-13)
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- Todas estas cosas las oían los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de Jesús.
- 15
- Él les dijo:
— Ustedes pretenden pasar por gente de bien delante de los demás, pero Dios sabe lo que tienen en el corazón; y aquello que la gente juzga valioso, para Dios es sólo basura.
- 16
- La ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas tuvieron plena vigencia hasta que vino Juan el Bautista;
desde entonces se anuncia el reino de Dios y todos se oponen con violencia a él.
- 17
- Más fácil es que dejen de existir el cielo y la tierra que se pierda una sola coma de la ley.
Sobre la separación conyugal
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- El que se separe de su mujer para casarse con otra, comete adulterio.
Y también comete adulterio el que se case con una mujer separada.
El rico glotón y Lázaro el mendigo
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- Jesús prosiguió:
— Había una vez un hombre rico que vestía de púrpura y finísimo lino, y que todos los días celebraba grandes fiestas.
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- Y había también un pobre, llamado Lázaro que, cubierto de llagas, estaba tendido a la puerta del rico.
- 21
- Deseaba llenar su estómago con lo que caía de la mesa del rico y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas.
- 22
- Cuando el pobre murió, los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.
Tiempo después murió también el rico, y fue enterrado.
- 23
- Y sucedió que, estando el rico en el abismo, levantó los ojos en medio de los tormentos y vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro en su compañía.
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- Entonces exclamó: “¡Padre Abrahán, ten compasión de mí! ¡Envíame a Lázaro, que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque sufro lo indecible en medio de estas llamas!”.
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- Abrahán le contestó: “Amigo, recuerda que durante tu vida terrena recibiste muchos bienes, y que Lázaro, en cambio, solamente recibió males.
Pues bien, ahora él goza aquí de consuelo y a ti te toca sufrir.
- 26
- Además, entre nosotros y ustedes se abre una sima infranqueable, de modo que nadie puede ir a ustedes desde aquí, ni desde ahí puede venir nadie hasta nosotros”.
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- El rico dijo: “Entonces, padre, te suplico que envíes a Lázaro a mi casa paterna
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- para que hable a mis cinco hermanos, a fin de que no vengan también ellos a este lugar de tormento”.
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- Pero Abrahán le respondió: “Ellos ya tienen lo que han escrito Moisés y los profetas.
Que los escuchen”.
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- El rico replicó: “No, padre Abrahán, sólo si alguno de los que han muerto va a hablarles, se convertirán”.
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- Abrahán le contestó: “Si no quieren escuchar a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque resucite uno de los que han muerto”.
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