Lamentación del profeta

1
¡Ay de mí! Soy como quien siega en verano,
como quien rebusca después de la vendimia.
Ni un racimo hay para comer,
ni una de esas brevas que tanto me gustan.
2
No hay en el país ninguno que sea fiel,
no queda ningún justo entre la gente;
todos acechan para derramar sangre,
se tienden trampas unos a otros.
3
Emplean sus manos para el mal:
el príncipe pone exigencias para el bien,
el juez se deja sobornar,
el poderoso proclama su ambición.
4
Es como una zarza el mejor de ellos,
y el más recto [peor] que mata de espinos.
Tú vas a intervenir en el día de la cuenta
que tus centinelas han anunciado;
con ello llegará su desgracia.
5
No se fíen de su prójimo,
ni pongan la confianza en el amigo;
incluso con la que duerme en tu seno,
ten buen cuidado de lo que dices.
6
El hijo trata con desprecio al padre,
la hija se alza contra la madre
y la nuera contra su suegra:
los enemigos de uno son sus parientes.
7
Pero yo pongo mi confianza en el Señor,
espero en Dios, mi salvador,
seguro de que mi Dios me escuchará.


Liturgia de esperanza (7,8-20)
Esperanza de restauración


8
No te alegres de mi suerte, enemiga mía;
si he caído, me levantaré,
si estoy en tinieblas, el Señor es mi luz.
9
Tengo que soportar la ira del Señor
hasta que se haga cargo de mi causa
y restablezca mi derecho,
pues he pecado contra el Señor.
Él me llevará hasta la luz
y me hará experimentar su victoria.
10
Lo contemplará mi enemiga,
la que decía: “¿Dónde está tu Dios?”,
y quedará cubierta de vergüenza.
Y yo me alegraré al verla pisoteada
como si fuera barro de las calles.
11
Llega el día de reconstruir tus muros,
el día de ensanchar tus fronteras.
12
Ese día llegarán hasta ti
desde Asiria hasta Egipto,
desde Egipto hasta el Éufrates,
de un mar a otro mar,
de una montaña a otra montaña.
13
El país se convertirá en desierto
por la conducta de sus habitantes.
14
Pastorea a tu pueblo con tu cayado,
al rebaño que constituye tu heredad
y pasta solitario entre matorrales;
que paste, como antaño, en Basán y Galaad.
15
Como cuando salió de Egipto,
haré que experimente maravillas.
16
Lo comprobarán las naciones
y quedarán avergonzadas
a pesar de todo su poderío;
se taparán la boca con la mano
y quedarán sordos sus oídos;
17
lamerán el polvo como la serpiente,
como reptiles arrastrándose por tierra.
Temblando saldrán de sus guaridas
para ir hacia el Señor nuestro Dios;
estarán aterradas [las naciones] ante ti.
18
¿Qué Dios perdona el pecado
y pasa por alto, como haces tú,
las culpas al resto de su heredad?
No mantendrá por siempre su ira,
pues se complace en el amor.
19
Volverá a manifestarnos su ternura,
olvidará y arrojará al mar nuestras culpas.
20
Otorgarás a Jacob tu fidelidad
y dispensarás a Abrahán tu amistad,
como lo prometiste en otro tiempo
a quienes fueron nuestros antepasados.