- Conclusión del discurso misional
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- Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, se marchó de allí a enseñar y anunciar el mensaje en los pueblos de la región.
Juan el Bautista envía mensajeros a Jesús (Lc 7,18-23)
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- Juan, que estaba en la cárcel, oyó hablar de los hechos de Cristo y le envió unos discípulos suyos
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- para que le preguntaran:
— ¿Eres tú el que tenía que venir, o debemos esperar a otro?
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- Jesús les contestó:
— Regresen a donde Juan y cuéntenle lo que ustedes están viendo y oyendo:
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- los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia.
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- ¡Y felices aquellos para quienes yo no soy causa de tropiezo!
Jesús habla de Juan el Bautista (Lc 7,24-35)
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- Cuando se fueron los enviados de Juan, Jesús se puso a hablar de él a la gente.
Decía: — Cuando ustedes salieron a ver a Juan al desierto, ¿qué esperaban encontrar? ¿Una caña agitada por el viento?
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- ¿O esperaban encontrar un hombre espléndidamente vestido? ¡Los que visten con esplendidez viven en los palacios reales!
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- ¿Qué esperaban entonces encontrar? ¿Un profeta? Pues sí, les aseguro, y más que profeta.
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- Precisamente a él se refieren las Escrituras cuando dicen: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.
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- Les aseguro que no ha nacido nadie mayor que Juan el Bautista;
sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.
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- Desde que vino Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es objeto de violencia y los violentos pretenden arrebatarlo.
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- Así lo anunciaron todos los profetas y la ley de Moisés hasta que llegó Juan.
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- Pues, en efecto, Juan es Elías, el profeta que tenía que venir.
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- Quien pueda entender esto, que lo entienda.
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- ¿A qué compararé esta gente de hoy? Puede compararse a esos niños que, sentados en la plaza, interpelan a los otros
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- diciendo: “Hemos tocado la flauta para ustedes y ustedes no han bailado;
les hemos cantado tonadas tristes, y no han llorado”.
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- Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron de él: “Tiene un demonio dentro”.
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- Pero después vino el Hijo del hombre que come y bebe, y dicen: “Ahí tienen a uno que es glotón y borracho, amigo de andar con recaudadores de impuestos y gente de mala reputación”.
Pero la sabiduría se acredita por sus propios resultados.
Lamento por las ciudades rebeldes (Lc 10,13-15)
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- Los pueblos donde Jesús había hecho la mayor parte de sus milagros no se habían convertido.
Entonces se puso a reprochárselo, diciendo:
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- — ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han realizado en medio de ustedes, ya hace mucho tiempo que sus habitantes se habrían convertido, y lo habrían demostrado con luto y ceniza.
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- Por eso, les digo que Tiro y Sidón serán tratadas en el día del juicio con más clemencia que ustedes.
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- Y tú, Cafarnaún, ¿crees que vas a ser encumbrada hasta el cielo? ¡Hasta el abismo serás precipitada! Porque Sodoma no habría sido destruida si en ella se hubieran realizado los milagros que se han realizado en ti.
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- Por eso, les digo que, en el día del juicio, Sodoma será tratada con más clemencia que tú.
El Reino revelado a los sencillos (Lc 10,21-22)
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- Por aquel entonces dijo Jesús:
— Padre, Señor del cielo y de la tierra, te doy gracias porque has ocultado todo esto a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos.
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- Sí, Padre, así lo has querido tú.
- 27
- Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre;
y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.
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- ¡Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso!
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- ¡Pongan mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy sencillo y humilde de corazón! Así encontrarán descanso para su espíritu,
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- porque mi yugo es fácil de llevar, y mi carga ligera.
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