III.— RECTA CONDUCTA CRISTIANA Y SUS FUNDAMENTOS (2,1—3,7)
Deberes de los diferentes estados


1
Por tu parte, enseña en conformidad con la auténtica doctrina.
2
Que los ancianos sean sobrios, serios y prudentes;
que vivan con autenticidad la fe, la paciencia y el amor.
3
Y las ancianas lo mismo: que se comporten como corresponde a creyentes;
que no sean calumniadoras ni esclavas del vino, sino maestras de bondad.
4
Enseñarán así a las jóvenes a ser esposas y madres amantes,
5
a ser sensatas y castas, a cuidar con esmero de su casa, a ser bondadosas y respetuosas con sus maridos para que nadie pueda hablar mal de la palabra de Dios.
6
Exhorta igualmente a los jóvenes a ser equilibrados,
7
presentándotemismo en todo como un modelo de buena conducta.
íntegro en la enseñanza, serio en el comportamiento,
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auténtico e irreprochable en el hablar.
De ese modo el enemigo quedará en evidencia al no tener nada malo que decir contra nosotros.
9
Que los esclavos respeten siempre la autoridad de sus amos y traten de agradarlos.
Que no los contradigan
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ni los engañen.
Al contrario, que les profesen una perfecta y plena fidelidad para así honrar en cualquier circunstancia la enseñanza recibida de Dios, nuestro Salvador.


Jesucristo como fundamento de nuestra salvación

11
Se ha hecho, en efecto, visible la bondad de Dios que trae la salvación a toda la humanidad,
12
enseñándonos a renunciar a la impiedad y a las pasiones desordenadas de este mundo, y a vivir desde ahora de una manera sobria, recta y fiel a Dios,
13
mientras aguardamos el feliz cumplimiento de lo que estamos esperando: la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo.
14
Fue él quien se entregó por nosotros a fin de liberarnos de toda maldad y de prepararse un pueblo limpio y elegido, totalmente entregado a la práctica del bien.
15
Esto es lo que tienes que enseñar, aconsejar y defender con toda autoridad.
Y que nadie te menosprecie.