- V.
CARTA DE JEREMÍAS
- Ésta es una copia de la carta enviada por Jeremías a los israelitas que el rey de Babilonia iba a llevarse cautivos a Babilonia, en la que les comunicaba un mensaje recibido de Dios.
- 1
- «Ustedes han pecado contra Dios.
Por eso el rey Nabucodonosor de Babilonia se los llevará cautivos a su país.
- 2
- En Babilonia tendrán que vivir muchos años, un tiempo muy largo, siete generaciones;
pero después yo los sacaré de allí en paz.
- 3
- En Babilonia verán dioses de plata, de oro y de madera, que la gente lleva cargados sobre los hombros y que dan miedo a los paganos.
- 4
- ¡Mucho cuidado! No sean como los paganos;
no tengan miedo a esos dioses.
- 5
- Cuando los vean entre una multitud de gente que los adora, digan ustedes interiormente: “Sólo a ti, Señor, hay que adorar.”
- 6
- Porque mi ángel estará con ustedes y los protegerá.
- 7
- »Esos ídolos están recubiertos de oro y plata, y tienen lengua modelada por un artesano, pero son de mentira y no pueden hablar.
- 8
- La gente toma oro y hace coronas para ponérselas en la cabeza a sus dioses, como si fueran muchachas que gustan de adornarse mucho.
- 9
- A veces los sacerdotes les roban a sus dioses el oro y la plata para gastarlo en provecho propio, o les dan una parte a las prostitutas que viven junto al templo.
- 10
- Adornan con ropa a esos dioses de oro, de plata y de madera, como si fueran hombres;
pero los dioses son incapaces de protegerse a sí mismos del moho y la carcoma.
- 11
- A pesar de estar vestidos con mantos de púrpura, el polvo del templo se amontona sobre ellos, y es necesario limpiarles la cara.
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- Uno de ellos tiene cetro, como si fuera juez de un país;
pero si alguien lo ofende, no puede matarlo.
- 13
- Otro tiene en la mano una espada y un hacha, pero no puede defenderse en caso de guerra o de ataque de bandidos.
- 14
- Así se puede ver que en realidad no son dioses.
Por consiguiente, no les tengan miedo.
- 15
- »Esos dioses, colocados allá en sus templos, son tan inútiles como un cacharro roto.
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- Los ojos se les llenan del polvo levantado por la gente que entra en el templo.
- 17
- Cuando alguien ha cometido una ofensa contra el rey y está a punto de ser ejecutado, se le cierran muy bien las puertas;
así también los sacerdotes aseguran los templos con puertas, cerraduras y trancas, para que no entren ladrones a robar a los dioses.
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- »Les encienden lámparas, más de las que ellos mismos usan, pero los dioses no pueden ver ninguna.
- 19
- Son como las vigas del templo: se dice que por dentro están todas carcomidas.
Salen de la tierra los gusanos y se comen a los ídolos y sus ropas, y ellos no sienten nada.
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- Tienen la cara ennegrecida por el humo que hay en el templo.
- 21
- Sobre su cabeza y su cuerpo van a pararse los murciélagos, las golondrinas y otras aves, y hasta los gatos.
- 22
- Así pueden ver ustedes que en realidad no son dioses.
Por consiguiente, no les tengan miedo.
- 23
- »Aunque están cubiertos de oro para que aparezcan hermosos, si alguien no quita la herrumbre, ellos no pueden darle brillo.
Ellos mismos no sintieron nada cuando los estaban fundiendo.
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- Fueron comprados a un precio muy alto, y sin embargo no tienen vida.
- 25
- Como en realidad no tienen pies, tienen que ser llevados en hombros, mostrando a los hombres su vergüenza.
Y los mismos que les dan culto se llenan de vergüenza cuando ven que, si un ídolo se cae, ellos tienen que levantarlo.
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- Si lo dejan de pie, no puede moverse por sí mismo, y si se ladea, no puede enderezarse.
Llevarles ofrendas a ellos es como llevar ofrendas a los muertos.
- 27
- Lo que la gente ofrece a los ídolos, los sacerdotes lo venden para su provecho.
Y las mujeres de los sacerdotes hacen otro tanto: toman una parte de la carne y la salan para usarla después, pero no dan nada a los pobres ni a los necesitados. Esas ofrendas las tocan mujeres que están en su período de menstruación, o que acaban de dar a luz.
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- Por estas cosas pueden ustedes darse cuenta de que en realidad no son dioses.
Por consiguiente, no les tengan miedo.
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- »¿Cómo puede alguien decir que son dioses? Son mujeres las que presentan las ofrendas a esos dioses de oro, de plata y de madera.
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- En los templos se sientan los sacerdotes con las túnicas desgarradas, con el cabello y la barba rapados, con la cabeza descubierta,
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- y lanzan gritos y alaridos como si estuvieran en un banquete en honor de un muerto.
- 32
- Los sacerdotes toman las ropas de los ídolos y hacen vestidos para sus esposas y sus hijos.
- 33
- A quienes les hacen algún mal o algún bien, esos dioses no pueden darles nada en pago;
no pueden poner ni quitar un rey.
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- Tampoco pueden dar a nadie riqueza ni dinero.
Si alguien les hace una promesa y no la cumple, no pueden reclamárselo.
- 35
- No pueden librar a nadie de la muerte, ni salvar al débil del poder del violento.
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- No pueden devolver la vista al ciego, ni ayudar al necesitado,
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- ni tener compasión de la viuda, ni auxiliar al huérfano.
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- Esos dioses de madera cubiertos de oro y de plata son como bloques de piedra sacados de una cantera.
¡Los que les dan culto quedarán en ridículo!
- 39
- ¿Cómo puede alguien pensar y decir que son dioses?
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- »Los mismos babilonios desacreditan a sus dioses, pues cuando ven un sordomudo, van y traen al dios Bel y le piden que le haga hablar, como si el ídolo pudiera oír;
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- pero están tan faltos de inteligencia que no son capaces de reflexionar y abandonar esos ídolos.
- 42
- Las mujeres se atan una cuerda a la cintura, y se sientan en las calles a quemar salvado como si fuera incienso.
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- Y si un hombre pasa y se lleva a una de ellas para pasar la noche juntos, ella desprecia a sus compañeras porque no tuvieron el honor de ser invitadas y de que les desataran la cuerda.
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- Todo lo que tiene relación con los ídolos es engaño.
¿Cómo, entonces, puede alguien pensar y decir que son dioses?
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- »Los ídolos son hechos por artesanos y orfebres, y no son más que lo que el artista quiere que sean.
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- Los hombres que los hacen no viven mucho tiempo: ¿cómo pueden ser dioses cosas hechas por esos hombres?
- 47
- Éstos no dejan a sus descendientes más que un engaño vergonzoso.
- 48
- En caso de guerra o de desastre, los sacerdotes se reúnen para ver dónde esconderse con sus dioses.
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- ¿Cómo es posible que no se den cuenta de que no son dioses, si no pueden salvarse a sí mismos de la guerra y del desastre?
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- No son más que trozos de madera recubiertos de oro y plata;
por eso, tarde o temprano aparecerá que son un puro engaño. Todas las naciones y sus reyes reconocerán que no son dioses, sino cosas hechas por los hombres, y que en ellos no hay ningún poder divino.
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- ¿Quién no se da cuenta, pues, de que no son dioses?
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- »No pueden nombrar a nadie rey de un país, ni pueden dar la lluvia a los hombres.
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- No pueden hacer valer en un juicio sus derechos, ni pueden salvar al oprimido, porque no tienen poder ninguno.
Son como cuervos en el aire.
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- Y si se incendia el templo de esos dioses de madera recubiertos de oro y plata, los sacerdotes salen corriendo para salvarse, y los dioses, como troncos, se quedan allí dentro y se queman.
- 55
- No pueden resistir a un rey que los ataque o a otros enemigos.
- 56
- Entonces, ¿cómo es posible aceptar o pensar que son dioses?
- 57
- »Esos dioses de madera recubiertos de oro y plata tampoco pueden escapar de los ladrones y bandidos.
Llegan y les quitan a la fuerza el oro, la plata y la ropa con que están cubiertos, y se van, y los dioses no pueden defenderse.
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- Por eso, un rey que demuestre su valor, o un utensilio que preste algún servicio en una casa y que el dueño usa como quiere, son preferibles a uno de esos dioses falsos.
Más vale una puerta en una casa, que proteja lo que hay dentro, o una columna de madera en un palacio, que uno de esos dioses falsos.
- 59
- El sol, la luna y las estrellas brillan, cumplen una misión útil y obedecen.
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- Lo mismo el rayo: cuando brilla, es un espectáculo hermoso.
El viento sopla en todas partes.
- 61
- Y cuando Dios manda a las nubes que recorran toda la tierra, cumplen lo que les ordena.
El fuego que cae del cielo para quemar montañas y bosques, cumple la orden que recibe.
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- Pero esos dioses no pueden compararse a ninguna de estas cosas ni en belleza ni en poder.
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- Por consiguiente, no es posible pensar ni decir que sean dioses, pues no tienen poder alguno ni pueden hacer justicia ni ningún bien a los hombres.
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- Sabiendo, pues, que no son dioses, no les tengan miedo.
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- »Ellos no pueden maldecir ni bendecir a los reyes;
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- no pueden mostrar a las naciones prodigios en el cielo, ni brillan como el sol, ni alumbran como la luna.
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- Mejores que ellos son las fieras, pues se pueden defender escondiéndose.
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- No hay, pues, la menor prueba de que sean dioses.
Por consiguiente, no les tengan miedo.
- 69
- »Esos dioses de madera recubiertos de oro y plata son como espantajos en un campo de melones, que no protegen nada,
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- o como un espino en un jardín, sobre el que se posan pájaros de toda clase, o como un cadáver abandonado en la oscuridad.
- 71
- Al ver cómo se pudren la púrpura y el lino de que están ellos vestidos, pueden ustedes darse cuenta de que no son dioses.
Por último, ellos mismos acabarán pudriéndose y quedarán en ridículo en todo el país.
- 72
- Más vale un hombre honrado que no tiene ídolos, pues no hay peligro de que quede en ridículo.»
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