- En la isla de Malta
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- Una vez a salvo, nos enteramos de que la isla se llamaba Malta.
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- Los isleños nos trataron con toda clase de atenciones.
Encendieron una fogata y nos invitaron a acercarnos, porque estaba lloviendo y hacía frío.
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- Sucedió que Pablo recogió un montón de leña y la estaba echando al fuego, cuando una víbora que huía del calor se le prendió en la mano.
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- Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: «Sin duda este hombre es un asesino, pues aunque se salvó del mar, la justicia divina no va a consentir que siga con vida.»
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- Pero Pablo sacudió la mano y la serpiente cayó en el fuego, y él no sufrió ningún daño.
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- La gente esperaba que se hinchara o cayera muerto de repente, pero después de esperar un buen rato y de ver que nada extraño le sucedía, cambiaron de parecer y decían que era un dios.
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- Cerca de allí había una finca que pertenecía a Publio, el funcionario principal de la isla.
Éste nos recibió en su casa con amabilidad y nos hospedó durante tres días.
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- El padre de Publio estaba en cama, enfermo con fiebre y disentería.
Pablo entró a verlo y, después de orar, le impuso las manos y lo sanó.
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- Como consecuencia de esto, los demás enfermos de la isla también acudían y eran sanados.
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- Nos colmaron de muchas atenciones y nos proveyeron de todo lo necesario para el viaje.
Llegada a Roma
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- Al cabo de tres meses en la isla, zarpamos en un barco que había invernado allí.
Era una nave de Alejandría que tenía por insignia a los dioses Dióscuros.
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- Hicimos escala en Siracusa, donde nos quedamos tres días.
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- Desde allí navegamos bordeando la costa y llegamos a Regio.
Al día siguiente se levantó el viento del sur, y al segundo día llegamos a Poteoli.
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- Allí encontramos a algunos creyentes que nos invitaron a pasar una semana con ellos.
Y por fin llegamos a Roma.
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- Los hermanos de Roma, habiéndose enterado de nuestra situación, salieron hasta el Foro de Apio y Tres Tabernas a recibirnos.
Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró ánimo.
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- Cuando llegamos a Roma, a Pablo se le permitió tener su domicilio particular, con un soldado que lo custodiara.
Pablo predica bajo custodia en Roma
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- Tres días más tarde, Pablo convocó a los dirigentes de los judíos.
Cuando estuvieron reunidos, les dijo: —A mí, hermanos, a pesar de no haber hecho nada contra mi pueblo ni contra las costumbres de nuestros antepasados, me arrestaron en Jerusalén y me entregaron a los romanos.
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- Éstos me interrogaron y quisieron soltarme por no ser yo culpable de ningún delito que mereciera la muerte.
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- Cuando los judíos se opusieron, me vi obligado a apelar al *emperador, pero no porque tuviera alguna acusación que presentar contra mi nación.
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- Por este motivo he pedido verlos y hablar con ustedes.
Precisamente por la esperanza de Israel estoy encadenado.
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- —Nosotros no hemos recibido ninguna carta de Judea que tenga que ver contigo —le contestaron ellos—, ni ha llegado ninguno de los hermanos de allá con malos informes o que haya hablado mal de ti.
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- Pero queremos oír tu punto de vista, porque lo único que sabemos es que en todas partes se habla en contra de esa secta.
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- Señalaron un día para reunirse con Pablo, y acudieron en mayor número a la casa donde estaba alojado.
Desde la mañana hasta la tarde estuvo explicándoles y testificándoles acerca del reino de Dios y tratando de convencerlos respecto a Jesús, partiendo de la ley de Moisés y de los profetas.
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- Unos se convencieron por lo que él decía, pero otros se negaron a creer.
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- No pudieron ponerse de acuerdo entre sí, y comenzaron a irse cuando Pablo añadió esta última declaración: «Con razón el Espíritu Santo les habló a sus antepasados por medio del profeta Isaías diciendo:
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- »“Ve a este pueblo y dile:
‘Por mucho que oigan, no entenderán; por mucho que vean, no percibirán.’
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- Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible;
se les han embotado los oídos, y se les han cerrado los ojos. De lo contrario, verían con los ojos, oirían con los oídos, entenderían con el corazón y se convertirían, y yo los sanaría.”
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- »Por tanto, quiero que sepan que esta salvación de Dios se ha enviado a los *gentiles, y ellos sí escucharán.»
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- Durante dos años completos permaneció Pablo en la casa que tenía alquilada, y recibía a todos los que iban a verlo.
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- Y predicaba el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor *Jesucristo sin impedimento y sin temor alguno.
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