- Reposo del pueblo de Dios
- 1
- Cuidémonos, por tanto, no sea que, aunque la promesa de entrar en su reposo sigue vigente, alguno de ustedes parezca quedarse atrás.
- 2
- Porque a nosotros, lo mismo que a ellos, se nos ha anunciado la buena *noticia;
pero el mensaje que escucharon no les sirvió de nada, porque no se unieron en la fe a los que habían prestado atención a ese mensaje.
- 3
- En tal reposo entramos los que somos creyentes, conforme Dios ha dicho:
«Así que, en mi enojo, hice este juramento: “Jamás entrarán en mi reposo.” » Es cierto que su trabajo quedó terminado con la creación del mundo,
- 4
- pues en algún lugar se ha dicho así del séptimo día: «Y en el séptimo día reposó Dios de todas sus obras.»
- 5
- Y en el pasaje citado también dice: «Jamás entrarán en mi reposo.»
- 6
- Sin embargo, todavía falta que algunos entren en ese reposo, y los primeros a quienes se les anunció la buena noticia no entraron por causa de su desobediencia.
- 7
- Por eso, Dios volvió a fijar un día, que es «hoy», cuando mucho después declaró por medio de David lo que ya se ha mencionado:
«Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón.»
- 8
- Si Josué les hubiera dado el reposo, Dios no habría hablado posteriormente de otro día.
- 9
- Por consiguiente, queda todavía un reposo especial para el pueblo de Dios;
- 10
- porque el que entra en el reposo de Dios descansa también de sus obras, así como Dios descansó de las suyas.
- 11
- Esforcémonos, pues, por entrar en ese reposo, para que nadie caiga al seguir aquel ejemplo de desobediencia.
- 12
- Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos.
Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.
- 13
- Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios.
Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.
Jesús, el gran sumo sacerdote
- 14
- Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos.
- 15
- Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido *tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.
- 16
- Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.
|