- Álef
- 1
- ¡El oro ha perdido su lustre!
¡Se ha empañado el oro fino! ¡Regadas por las esquinas de las calles se han quedado las joyas sagradas!
Bet
- 2
- A los apuestos habitantes de *Sión,
que antaño valían su peso en oro, hoy se les ve como vasijas de barro, ¡como la obra de un alfarero!
Guímel
- 3
- Hasta los chacales ofrecen el pecho
y dan leche a sus cachorros, pero Jerusalén ya no tiene sentimientos; ¡es como los avestruces del desierto!
Dálet
- 4
- Tanta es la sed que tienen los niños,
que la lengua se les pega al paladar. Piden pan los pequeñuelos, pero nadie se lo da.
He
- 5
- Quienes antes comían los más ricos manjares
hoy desfallecen de hambre por las calles. Quienes antes se vestían de fina púrpura hoy se revuelcan en la inmundicia.
Vav
- 6
- Más grande que los pecados de Sodoma
es la iniquidad de Jerusalén; ¡fue derribada en un instante, y nadie le tendió la mano!
Zayin
- 7
- Más radiantes que la nieve eran sus príncipes,
y más blancos que la leche; más rosado que el coral era su cuerpo; su apariencia era la del zafiro.
Jet
- 8
- Pero ahora se ven más sucios que el hollín;
en la calle nadie los reconoce. Su piel, reseca como la leña, se les pega a los huesos.
Tet
- 9
- ¡*Dichosos los que mueren por la espada,
más que los que mueren de hambre! Torturados por el hambre desfallecen, pues no cuentan con los frutos del campo.
Yod
- 10
- Con sus manos, mujeres compasivas
cocinaron a sus propios hijos, y esos niños fueron su alimento cuando Jerusalén fue destruida.
Caf
- 11
- El Señor dio rienda suelta a su enojo;
dejó correr el ardor de su ira. Le prendió fuego a Sión y la consumió hasta sus cimientos.
Lámed
- 12
- No creían los reyes de la tierra,
ni tampoco los habitantes del mundo, que los enemigos y adversarios de Jerusalén cruzarían alguna vez sus *puertas.
Mem
- 13
- Pero sucedió.
Por los pecados de sus profetas. Por las iniquidades de sus sacerdotes. ¡Por derramar sangre inocente en las calles de la ciudad!
Nun
- 14
- Con las manos manchadas de sangre,
andan por las calles como ciegos. No hay nadie que se atreva a tocar siquiera sus vestidos.
Sámej
- 15
- «¡Largo de aquí, *impuros!», les grita la gente.
«¡Fuera! ¡Fuera! ¡No nos toquen!» Entre las naciones *paganas les dicen: «Son unos vagabundos, que andan huyendo. No pueden quedarse aquí más tiempo.»
Pe
- 16
- El Señor mismo los ha dispersado;
ya no se preocupa por ellos. Ya no hay respeto para los sacerdotes ni compasión para los ancianos.
Ayin
- 17
- Para colmo, desfallecen nuestros ojos
esperando en vano que alguien nos ayude. Desde nuestras torres estamos en espera de una nación que no puede salvarnos.
Tsade
- 18
- A cada paso nos acechan;
no podemos ya andar por las calles. Nuestro fin se acerca, nos ha llegado la hora; ¡nuestros días están contados!
Qof
- 19
- Nuestros perseguidores resultaron
más veloces que las águilas del cielo; nos persiguieron por las montañas, nos acecharon en el desierto.
Resh
- 20
- También cayó en sus redes el *ungido del Señor,
que era nuestra razón de vivir. Era él de quien decíamos: ¡Viviremos bajo su sombra entre las naciones!
Shin
- 21
- ¡Regocíjate y alégrate, capital de Edom,
que vives como reina en la tierra de Uz! ¡Pero ya tendrás que beber de esta copa, y quedarás embriagada y desnuda!
Tav
- 22
- Tu castigo se ha cumplido, bella Sión;
Dios no volverá a desterrarte. Pero a ti, capital de Edom, te castigará por tu maldad y pondrá al descubierto tus pecados.
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