- Los Hijos de Dios
- 1
- Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios.
Y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no Lo conoció a El.
- 2
- Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser.
Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a El, porque Lo veremos como El es.
- 3
- Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El es puro.
- 4
- Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley.
- 5
- Ustedes saben que Cristo se manifestó a fin de quitar los pecados, y en El no hay pecado.
- 6
- Todo el que permanece en El, no peca.
Todo el que peca, ni Lo ha visto ni Lo ha conocido.
- 7
- Hijos míos, que nadie los engañe.
El que practica la justicia es justo, así como El es justo.
- 8
- El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio.
El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.
- 9
- Ninguno que es nacido (engendrado) de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él.
No puede pecar, porque es nacido de Dios.
- 10
- En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquél que no practica la justicia, no es de Dios;
tampoco aquél que no ama a su hermano.
- 11
- Porque éste es el mensaje que ustedes han oído desde el principio: que nos amemos unos a otros.
- 12
- No como Caín que era del maligno, y mató a su hermano.
¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.
Amemos de Hecho, no de Palabra
- 13
- Hermanos, no se maravillen si el mundo los odia.
- 14
- Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos.
El que no ama permanece en muerte.
- 15
- Todo el que aborrece a su hermano es un asesino, y ustedes saben que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él.
- 16
- En esto conocemos el amor: en que El puso Su vida por nosotros.
También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
- 17
- Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?
- 18
- Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
- 19
- En esto sabremos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de El
- 20
- en cualquier cosa en que nuestro corazón nos condene.
Porque Dios es mayor que nuestro corazón y El sabe todas las cosas.
- 21
- Amados, si nuestro corazón no nos condena, confianza tenemos delante de Dios.
- 22
- Y todo lo que pidamos lo recibimos de El, porque guardamos Sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de El.
- 23
- Y éste es Su mandamiento: que creamos en el nombre de Su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros como El nos ha mandado.
- 24
- El que guarda Sus mandamientos permanece en El y Dios en él.
Y en esto sabemos que El permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.
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