- Comisión del Profeta
- 1
- Entonces El me dijo: “Hijo de hombre, come lo que tienes delante;
cómete este rollo, y ve, habla a la casa de Israel.”
- 2
- Abrí, pues, mi boca, y El me dio a comer el rollo.
- 3
- Entonces me dijo: “Hijo de hombre, alimenta tu estómago y llena tu cuerpo de este rollo que te doy.” Y lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel.
- 4
- Me dijo además: “Hijo de hombre, ve a la casa de Israel y háblales con Mis palabras.
- 5
- Porque no eres enviado a un pueblo de habla incomprensible y lengua difícil, sino a la casa de Israel.
- 6
- Tampoco te envío a pueblos numerosos de habla incomprensible y lengua difícil cuyas palabras no puedas entender.
Aunque si te enviara a ellos, ellos te escucharían.
- 7
- Pero la casa de Israel no querrá escucharte, ya que no quieren escucharme a Mí.
Ciertamente toda la casa de Israel es terca y de duro corazón.
- 8
- Por eso he hecho tu rostro tan duro como sus rostros, y tu frente tan dura como sus frentes.
- 9
- Como esmeril, más duro que el pedernal, he hecho tu frente.
No les temas ni te atemorices ante ellos, porque son casa rebelde.”
- 10
- Además me dijo: “Hijo de hombre, recibe en tu corazón todas Mis palabras que Yo te hablo, y escúcha las atentamente.
- 11
- Y ve a los desterrados, a los hijos de tu pueblo;
háblales y diles, escuchen o dejen de escuchar : ‘Así dice el Señor Dios.’”
- 12
- Entonces el Espíritu me levantó, y oí detrás de mí un gran ruido atronador: “Bendita sea la gloria del Señor desde Su lugar.”
- 13
- Oí el ruido de las alas de los seres vivientes que se tocaban una a la otra, y el ruido de las ruedas junto a ellos, un gran ruido atronador.
- 14
- El Espíritu me levantó y me tomó;
yo iba con amargura en la indignación de mi espíritu, y la mano del Señor era fuerte sobre mí.
- 15
- Entonces vine a los desterrados de Tel Abib que habitaban junto al río Quebar, y allí donde ellos vivían, estuve sentado siete días, atónito, en medio de ellos.
- 16
- Después de los siete días vino a mí la palabra del Señor:
- 17
- “Hijo de hombre, te he puesto por centinela de la casa de Israel.
Cuando oigas la palabra de Mi boca, adviérteles de Mi parte.
- 18
- Cuando Yo diga al impío: ‘Ciertamente morirás,’ si no le adviertes, si no hablas para advertir al impío de su mal camino a fin de que viva, ese impío morirá por su iniquidad, pero Yo demandaré su sangre de tu mano.
- 19
- Pero si tú has advertido al impío, y éste no se aparta de su impiedad ni de su camino impío, él morirá por su iniquidad, pero tú habrás salvado tu vida.
- 20
- Y cuando un justo se desvíe de su justicia y cometa iniquidad, Yo pondré un obstáculo delante de él, y morirá;
porque tú no le advertiste, él morirá por su pecado, y las obras de justicia que había hecho no serán recordadas, pero Yo demandaré su sangre de tu mano.
- 21
- Sin embargo, si tú has advertido al justo de que el justo no debe pecar, y él no peca, ciertamente vivirá porque aceptó la advertencia, y tú habrás salvado tu vida.”
- 22
- La mano del Señor vino allí sobre mí, y El me dijo: “Levántate, ve a la llanura, y allí te hablaré.”
- 23
- Así que me levanté y salí a la llanura;
y la gloria del Señor estaba parada allí, como la gloria que yo había visto junto al río Quebar, y caí rostro en tierra.
- 24
- Entonces el Espíritu entró en mí, me hizo ponerme en pie y habló conmigo, y me dijo: “Ve, enciérrate en tu casa.
- 25
- Y tú, hijo de hombre, mira, te echarán cuerdas y con ellas te atarán para que no salgas en medio de ellos.
- 26
- Haré que tu lengua se te pegue al paladar y enmudecerás, y no serás para ellos el hombre que reprenda, porque son una casa rebelde.
- 27
- Pero cuando Yo te hable, te abriré la boca, y les dirás: ‘Así dice el Señor Dios.’ El que oye, que oiga;
el que rehúse oír, que rehúse; porque son una casa rebelde.
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