Oración Pidiendo la Caída de los Impíos

1
¿Por qué, oh Señor, Te mantienes alejado,
Y Te escondes en tiempos de tribulación?
2
Con arrogancia el impío acosa al afligido;
¡Que sea atrapado en las trampas que ha preparado!
3
Porque del deseo de su corazón se gloría el impío,
Y el codicioso maldice y desprecia al Señor.
4
El impío, en la arrogancia de su rostro, no busca a Dios .
Todo su pensamiento es: “No hay Dios.”
5
Sus caminos prosperan en todo tiempo;
Tus juicios, oh Dios , están en lo alto, lejos de su vista;
A todos sus adversarios los desprecia.
6
Dice en su corazón: “No hay quien me mueva;
Por todas las generaciones no sufriré adversidad.”
7
Llena está su boca de blasfemia, engaño y opresión;
Bajo su lengua hay malicia e iniquidad.
8
Se sienta al acecho en las aldeas,
En los escondrijos mata al inocente;
Sus ojos espían al desvalido.
9
Acecha en el escondrijo como león en su guarida;
Acecha para atrapar al afligido,
Y atrapa al afligido arrastrándolo a su red.
10
Se agazapa, se encoge,
Y los desdichados caen en sus garras.
11
El impío dice en su corazón: “Dios se ha olvidado;
Ha escondido Su rostro;
nunca verá nada.”
12
Levántate, oh Señor;
alza, oh Dios, Tu mano.
No Te olvides de los pobres.
13
¿Por qué ha despreciado el impío a Dios?
Ha dicho en su corazón: “Tú no le pedirás cuentas.”
14
lo has visto, porque has contemplado la malicia y el maltrato, para hacer justicia con Tu mano.
A Ti se acoge el desvalido;
Tú has sido amparo del huérfano.
15
Quiébrale el brazo al impío y al malvado;
Persigue su maldad hasta que desaparezca.
16
El Señor es Rey eternamente y para siempre;
Las naciones han perecido de Su tierra.
17
Oh Señor, Tú has oído el deseo de los humildes;
fortalecerás su corazón e inclinarás Tu oído
18
Para hacer justicia al huérfano y al afligido;
Para que no vuelva a causar terror el hombre que es de la tierra.