- David perdona la vida de Saúl
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- Después de que Saúl regresó de pelear contra los filisteos, se le informó que David se había ido al desierto de En-gadi.
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- Entonces Saúl escogió a tres mil soldados selectos de todo Israel y fue en busca de David y de sus hombres cerca de los peñascos de las cabras salvajes.
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- En el lugar donde el camino pasaba por algunos rediles, Saúl entró en una cueva para hacer sus necesidades.
¡Pero resultó que David y sus hombres estaban escondidos más adentro de esa misma cueva!
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- «¡Ahora es tu oportunidad! —los hombres le susurraron a David—.
Hoy el Señor te dice: “Te aseguro que pondré a tu enemigo en tu poder, para que hagas con él lo que desees”». Entonces David se le acercó sigilosamente y cortó un pedazo del borde del manto de Saúl.
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- Pero comenzó a remorderle la conciencia por haber cortado el manto de Saúl,
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- y les dijo a sus hombres: «Que el Señor me libre de hacerle tal cosa a mi señor el rey.
No debo atacar al ungido del Señor, porque el Señor mismo lo ha elegido».
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- Entonces David contuvo a sus hombres y no les permitió que mataran a Saúl.
Después de que Saúl saliera de la cueva para seguir su camino,
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- David salió y le gritó:
—¡Mi señor el rey! Cuando Saúl miró hacia atrás, David se inclinó hasta el suelo delante de él
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- y le gritó a Saúl:
—¿Por qué le hace caso a la gente que dice que quiero hacerle daño?
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- Este mismo día puede ver con sus propios ojos que no es verdad.
Pues el Señor lo puso a mi merced allí en la cueva, y algunos de mis hombres me dijeron que lo matara, pero yo le perdoné la vida. Pues dije: “Nunca le haré daño al rey; él es el ungido del Señor”.
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- Mire, padre mío, lo que tengo en mi mano.
¡Es un pedazo del borde de su manto! Yo lo corté, pero no lo maté. Esto prueba que no intento hacerle daño y que no he pecado contra usted, aun cuando usted me ha estado persiguiendo para matarme.
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- »Que el Señor juzgue entre nosotros.
Tal vez el Señor lo castigue por lo que intenta hacer, pero yo nunca le haré daño.
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- Como dice el antiguo proverbio: “De la gente malvada, provienen las malas acciones”.
Así que puede estar seguro de que nunca le haré daño.
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- De todas formas, ¿a quién trata de atrapar el rey de Israel? ¿Debería pasar tiempo persiguiendo a alguien que no vale más que un perro muerto o una sola pulga?
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- Por lo tanto, que el Señor juzgue quién de nosotros tiene la razón y que castigue al culpable.
¡Él es mi defensor y me rescatará de su poder!
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- Cuando David terminó de hablar, Saúl le respondió:
—¿Realmente eres tú, David, hijo mío? Enseguida comenzó a llorar
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- y le dijo a David:
—Eres mejor persona que yo, porque has devuelto bien por mal.
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- Es cierto, has sido increíblemente bondadoso conmigo hoy, porque cuando el Señor me puso en un lugar donde pudiste haberme matado, no lo hiciste.
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- ¿Quién otro dejaría ir a su enemigo cuando lo tiene en su poder? Que el Señor te recompense bien por la bondad que hoy me has demostrado.
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- Ahora me doy cuenta de que ciertamente tú serás el rey, y de que el reino de Israel prosperará bajo tu gobierno.
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- Júrame, entonces, por el Señor, que cuando esto suceda, ¡no matarás a mi familia ni destruirás a mis descendientes!
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- Entonces David le prometió esto a Saúl con un juramento.
Después Saúl volvió a su casa, pero David y sus hombres regresaron a su fortaleza.
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