- Un llamado a reconstruir el templo
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- El 29 de agosto del segundo año del reinado del rey Darío, el Señor dio un mensaje por medio del profeta Hageo a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote:
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- «Esto es lo que dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: el pueblo alega: “Todavía no ha llegado el momento para reconstruir la casa del Señor”».
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- Entonces el Señor envió el siguiente mensaje por medio del profeta Hageo:
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- «¿Por qué viven ustedes en casas lujosas mientras mi casa permanece en ruinas?».
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- Esto es lo que dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: «¡Miren lo que les está pasando!
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- Han sembrado mucho pero cosechado poco;
comen pero no quedan satisfechos; beben pero aún tienen sed; se abrigan pero todavía tienen frío. Sus salarios desaparecen, ¡como si los echaran en bolsillos llenos de agujeros!».
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- Esto es lo que dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: «¡Miren lo que les está pasando!
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- Vayan ahora a los montes, traigan madera y reconstruyan mi casa.
Entonces me complaceré en ella y me sentiré honrado, dice el Señor.
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- Esperaban cosechas abundantes, pero fueron pobres;
y cuando trajeron la cosecha a su casa, yo la hice desaparecer con un soplo. ¿Por qué? Porque mi casa está en ruinas, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, mientras ustedes se ocupan de construir sus elegantes casas.
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- Es por causa de ustedes que los cielos retienen el rocío y la tierra no produce cosechas.
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- Yo mandé la sequía sobre sus campos y colinas;
una sequía que destruirá el grano, el vino nuevo, el aceite de oliva y las demás cosechas; una sequía que hará que ustedes y sus animales pasen hambre y arruinará todo aquello por lo que tanto han trabajado».
Obediencia al llamado de Dios
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- Entonces Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote, y todo el remanente del pueblo de Dios comenzaron a obedecer el mensaje del Señor su Dios.
Cuando oyeron las palabras del profeta Hageo, a quien el Señor su Dios había enviado, el pueblo temió al Señor.
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- Luego Hageo, el mensajero del Señor, dio al pueblo el siguiente mensaje del Señor: «¡Yo estoy con ustedes, dice el Señor!».
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- Entonces el Señor despertó el entusiasmo de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y de Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote, y de todo el remanente del pueblo de Dios.
Comenzaron a trabajar en la casa de su Dios, el Señor de los Ejércitos Celestiales,
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- el 21 de septiembre del segundo año del reinado del rey Darío.
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