- Un llamado a confiar en el Señor
- 1
- «Escúchenme, todos los que tienen esperanza de ser liberados,
todos los que buscan al Señor. Consideren la piedra de la que fueron tallados, la cantera de la que fueron extraídos.
- 2
- Sí, piensen en Abraham, su antepasado,
y en Sara, que dio a luz a su nación. Cuando llamé a Abraham, era un solo hombre; pero, cuando lo bendije, se convirtió en una gran nación».
- 3
- El Señor volverá a consolar a Israel
y tendrá piedad de sus ruinas. Su desierto florecerá como el Edén, sus lugares desolados como el huerto del Señor. Allí se encontrarán gozo y alegría; los cantos de gratitud llenarán el aire.
- 4
- «Escúchame, pueblo mío;
óyeme, Israel, porque mi ley será proclamada y mi justicia llegará a ser una luz para las naciones.
- 5
- Mi misericordia y mi justicia ya se acercan,
mi salvación viene en camino; mi brazo fuerte hará justicia a las naciones. Las tierras lejanas me buscarán y con esperanza aguardarán mi brazo poderoso.
- 6
- Levanten los ojos a los altos cielos
y miren la tierra abajo. Pues los cielos desaparecerán como humo y la tierra se gastará como una prenda de vestir. Los habitantes de la tierra morirán como moscas, pero mi salvación permanece para siempre; mi reinado de justicia nunca tendrá fin.
- 7
- »Escúchenme, ustedes que distinguen entre lo bueno y lo malo,
ustedes que atesoran mi ley en el corazón. No teman las burlas de la gente, ni tengan miedo de sus insultos.
- 8
- Pues la polilla los devorará a ellos como devora la ropa
y el gusano los comerá como se come la lana. Pero mi justicia permanecerá para siempre; mi salvación continuará de generación en generación».
- 9
- ¡Despierta, oh Señor, despierta! ¡Vístete de fuerza!
¡Mueve tu poderoso brazo derecho! Levántate como en los días de antaño, cuando mataste a Egipto, al dragón del Nilo.
- 10
- ¿Acaso no eres el mismo hoy,
el que secó el mar, haciendo un camino en las profundidades para que tu pueblo pudiera escapar y cruzar al otro lado?
- 11
- Regresarán los que fueron rescatados por el Señor
y entrarán cantando a Jerusalén, coronados de alegría eterna. Desaparecerán el dolor y el luto y estarán llenos de gozo y de alegría.
- 12
- «Yo, sí, yo soy quien te consuela.
Entonces, ¿por qué les temes a simples seres humanos que se marchitan como la hierba y desaparecen?
- 13
- Sin embargo, has olvidado al Señor, tu Creador,
el que extendió el cielo como un dosel y puso los cimientos de la tierra. ¿Vivirás en constante terror de los opresores humanos? ¿Seguirás temiendo el enojo de tus enemigos? ¿Dónde están ahora su furia y su enojo? ¡Han desaparecido!
- 14
- Pronto quedarán libres los cautivos.
¡La prisión, el hambre y la muerte no serán su destino!
- 15
- Pues yo soy el Señor tu Dios,
que agito el mar haciendo que rujan las olas. Mi nombre es Señor de los Ejércitos Celestiales.
- 16
- Y he puesto mis palabras en tu boca
y te he escondido a salvo dentro de mi mano. Yo extendí el cielo como un dosel y puse los cimientos de la tierra. Yo soy el que le dice a Israel: “¡Tú eres mi pueblo!”».
- 17
- ¡Despierta, oh Jerusalén, despierta!
Has bebido la copa de la furia del Señor. Has bebido la copa del terror, la has vaciado hasta la última gota.
- 18
- Ni uno de tus hijos queda con vida
para tomarte de la mano y guiarte.
- 19
- Estas dos calamidades te han ocurrido:
la desolación y la destrucción, el hambre y la guerra. Y ¿quién ha quedado para compadecerse de ti? ¿Quién ha quedado para consolarte?
- 20
- Pues tus hijos se han desmayado y yacen en las calles,
tan indefensos como antílopes atrapados en una red. El Señor ha derramado su furia; Dios los ha reprendido.
- 21
- Pero ahora escuchen esto, ustedes los afligidos,
que están completamente borrachos, aunque no por haber bebido vino.
- 22
- Esto dice el Señor Soberano,
su Dios y Defensor: «Miren, yo les quité de las manos la copa aterradora; ya no beberán más de mi furia.
- 23
- En cambio, entregaré esa copa a quienes los atormentan,
a los que dijeron: “Los pisotearemos en el polvo y caminaremos sobre sus espaldas”».
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