- Salmo 9
Para el director del coro: salmo de David; cántese con la melodía de «Muerte del hijo».
- 1
- Te alabaré, Señor, con todo mi corazón;
contaré de las cosas maravillosas que has hecho.
- 2
- Gracias a ti, estaré lleno de alegría;
cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo.
- 3
- Mis enemigos retrocedieron,
tambalearon y murieron cuando apareciste.
- 4
- Pues has juzgado a mi favor;
desde tu trono juzgaste con imparcialidad.
- 5
- Reprendiste a las naciones y destruiste a los malvados;
borraste sus nombres para siempre.
- 6
- El enemigo está acabado, quedó en ruinas eternas;
las ciudades que arrancaste de raíz ya pasaron al olvido.
- 7
- Pero el Señor reina para siempre,
desde su trono lleva a cabo el juicio.
- 8
- Juzgará al mundo con justicia
y gobernará a las naciones con imparcialidad.
- 9
- El Señor es un refugio para los oprimidos,
un lugar seguro en tiempos difíciles.
- 10
- Los que conocen tu nombre confían en ti,
porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.
- 11
- Canten alabanzas al Señor, que reina en Jerusalén.
Cuéntenle al mundo acerca de sus inolvidables hechos.
- 12
- Pues el vengador de los que son asesinados cuida de los indefensos;
no pasa por alto el clamor de los que sufren.
- 13
- Señor, ten misericordia de mí.
Mira cómo me atormentan mis enemigos; arrebátame de las garras de la muerte.
- 14
- Sálvame, para que te alabe públicamente en las puertas de Jerusalén,
para que me alegre porque me has rescatado.
- 15
- Las naciones han caído en el hoyo que cavaron para otros;
sus propios pies quedaron atrapados en la trampa que tendieron.
- 16
- Al Señor lo conocen por su justicia;
los malvados son presos de sus propias acciones. Interludio de silencio
- 17
- Los malvados descenderán a la tumba;
este es el destino de las naciones que se olvidan de Dios.
- 18
- Pero aquellos que pasen necesidad no quedarán olvidados para siempre;
las esperanzas del pobre no siempre serán aplastadas.
- 19
- ¡Levántate, oh Señor!
¡No permitas que simples mortales te desafíen! ¡Juzga a las naciones!
- 20
- Haz que tiemblen de miedo, oh Señor;
que las naciones sepan que no son más que seres humanos. Interludio
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