- Rut en el campo de trillar
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- Un día Noemí le dijo a Rut:
—Hija mía, es tiempo de que yo te encuentre un hogar permanente para que tengas un porvenir asegurado.
- 2
- Booz es nuestro pariente cercano, y él ha sido muy amable al dejarte recoger grano con las jóvenes.
Esta noche estará aventando cebada en el campo de trillar.
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- Mira, haz lo que te digo.
Báñate, perfúmate y vístete con tu ropa más linda. Después baja al campo de trillar pero no dejes que Booz te vea hasta que termine de comer y de beber.
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- Fíjate bien dónde se acuesta;
después acércate a él, destapa sus pies y acuéstate allí. Entonces él te dirá lo que debes hacer.
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- —Haré todo lo que me dices —respondió Rut.
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- Así que esa noche bajó al campo donde se trilla el grano y siguió las instrucciones de su suegra.
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- Después de que Booz terminó de comer y de beber y estuvo de buen ánimo, se acostó al otro extremo del montón de grano y se durmió.
Entonces Rut se acercó sin hacer ruido, le destapó los pies y se acostó.
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- Alrededor de la medianoche, Booz se despertó de pronto y se dio vuelta.
Entonces se sorprendió, ¡al encontrar a una mujer acostada a sus pies!
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- —¿Quién eres? —preguntó.
—Soy Rut, su sierva —contestó ella—. Extienda sobre mí el borde de su manto ya que usted es el redentor de mi familia.
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- —¡El Señor te bendiga, hija mía! —exclamó Booz—.
Muestras aún más lealtad familiar ahora que antes, pues no has ido tras algún hombre más joven, sea rico o pobre.
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- Ahora, hija mía, no te preocupes por nada.
Yo haré lo que sea necesario, porque todo el pueblo sabe que eres una mujer virtuosa.
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- Pero aunque es cierto que yo soy uno de los redentores de tu familia, hay un pariente más cercano que yo.
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- Quédate aquí esta noche, y por la mañana hablaré con él.
Si está dispuesto a redimirte, muy bien; que se case contigo. Pero si no está dispuesto a hacerlo, entonces, ¡tan cierto como que el Señor vive, yo mismo te redimiré! Ahora acuéstate aquí hasta la mañana.
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- Entonces Rut se acostó a los pies de Booz hasta la mañana, pero ella se levantó muy temprano, antes de que hubiera suficiente luz para que una persona pudiera reconocer a otra;
pues Booz había dicho: —Nadie debe saber que estuvo una mujer aquí en el campo de trillar.
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- Luego Booz le dijo:
—Trae tu manto y extiéndelo. Entonces él midió seis medidas de cebada sobre el manto y lo colocó sobre las espaldas de ella. Después él regresó al pueblo.
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- Cuando Rut volvió a donde estaba su suegra, Noemí le preguntó:
—¿Qué sucedió, hija mía? Rut le contó a Noemí todo lo que Booz había hecho por ella
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- y agregó:
—Me dio estas seis medidas de cebada y dijo: “No vuelvas a tu suegra con las manos vacías”.
- 18
- Entonces Noemí le dijo:
—Ten paciencia, hija mía, hasta que sepamos lo que pasa. El hombre no descansará hasta dejar resuelto el asunto hoy mismo.
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