- Un llamado a volver al Señor
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- En noviembre del segundo año del reinado de Darío, el Señor le dio este mensaje al profeta Zacarías, hijo de Berequías, nieto de Iddo:
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- «Yo, el Señor, estuve muy enojado con los antepasados de ustedes.
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- Por lo tanto, dile al pueblo: “El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: ‘Regresen a mí y yo me volveré a ustedes, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales’.
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- No sean como sus antepasados que no querían escuchar ni prestar atención cuando los antiguos profetas les dijeron: ‘El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: “Apártense de sus malos caminos y abandonen todas sus prácticas malvadas”’.
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- »”¿Dónde están ahora sus antepasados? Ellos y los profetas murieron hace mucho tiempo.
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- Pero todo lo que dije por medio de mis siervos, los profetas, les ocurrió a sus antepasados, tal como lo dije.
En consecuencia, ellos se arrepintieron y dijeron: ‘Hemos recibido lo que merecíamos del Señor de los Ejércitos Celestiales. Él ha hecho lo que dijo que haría’”».
Un hombre entre los arrayanes
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- Tres meses después, el 15 de febrero, el Señor envió otro mensaje al profeta Zacarías, hijo de Berequías, nieto de Iddo.
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- En una visión durante la noche, vi a un hombre montado en un caballo rojo que estaba entre unos arrayanes en un pequeño valle.
Detrás de él había jinetes en caballos rojos, marrones y blancos.
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- Le pregunté al ángel que hablaba conmigo:
—Mi señor, ¿qué significan estos caballos? —Te mostraré —me contestó el ángel.
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- Entonces el jinete que estaba entre los arrayanes me explicó: «Son los que el Señor ha enviado a recorrer la tierra».
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- Entonces los otros jinetes le informaron al ángel del Señor, que se encontraba entre los arrayanes: «Hemos estado recorriendo la tierra y el mundo entero está en paz».
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- Al escucharlo, el ángel del Señor elevó la siguiente oración: «Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, durante los últimos setenta años has estado enojado con Jerusalén y con las ciudades de Judá.
¿Cuánto tiempo más pasará para que vuelvas a mostrarles compasión?».
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- Entonces el Señor le habló palabras buenas y consoladoras al ángel que conversaba conmigo.
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- Luego el ángel me dijo: «Proclama este mensaje a gritos para que todos lo oigan: “El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: ‘Mi amor por Jerusalén y el monte Sión es intenso y ferviente.
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- Sin embargo, estoy muy enojado con las otras naciones que ahora disfrutan de paz y seguridad.
Solo me enojé un poco con mi pueblo, pero las naciones le causaron mucho más daño del que me proponía.
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- »’Por lo tanto, esto es lo que dice el Señor: he vuelto a mostrar misericordia a Jerusalén.
Mi templo será reedificado, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, y se tomarán las medidas para la reconstrucción de Jerusalén’”.
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- »Proclama también: “El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: ‘Otra vez las ciudades de Israel rebosarán de prosperidad y otra vez el Señor consolará a Sión y elegirá a Jerusalén para sí mismo’”».
Los cuatro cuernos y los cuatro herreros
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- Entonces levanté la mirada y vi cuatro cuernos.
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- —¿Qué significan estos cuernos? —pregunté al ángel que hablaba conmigo.
Él me contestó: —Estos cuernos representan a las naciones que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.
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- Entonces el Señor me mostró cuatro herreros.
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- —Y estos hombres, ¿qué vienen a hacer? —pregunté.
El ángel me contestó: —Estos cuatro cuernos, es decir, estas naciones, dispersaron y humillaron a Judá. Ahora estos herreros han venido para aterrorizar, derribar y destruir a esas naciones.
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