- Saludo
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- Yo, Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saludo a las doce tribus que están en la dispersión.
La sabiduría que viene de Dios
- 2
- Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando estén pasando por diversas pruebas.
- 3
- Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce paciencia.
- 4
- Pero procuren que la paciencia complete su obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falta nada.
- 5
- Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche.
- 6
- Pero tiene que pedir con fe y sin dudar nada, porque el que duda es como las olas del mar, que el viento agita y lleva de un lado a otro.
- 7
- Quien sea así, no piense que recibirá del Señor cosa alguna,
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- pues quienes titubean son inconstantes en todo lo que hacen.
- 9
- El hermano pobre debe sentirse orgulloso cuando sea exaltado;
- 10
- el rico debe sentirse igual cuando sea humillado, porque las riquezas pasan como las flores del campo:
- 11
- en cuanto sale el sol, quemándolo todo con su calor, la hierba se marchita y su flor se cae, con lo que su hermosa apariencia se desvanece.
Así también se desvanecerá el rico en todas sus empresas.
Enfrentando las pruebas
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- Dichoso el que hace frente a la tentación;
porque, pasada la prueba, se hace acreedor a la corona de vida, la cual Dios ha prometido dar a quienes lo aman.
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- Cuando alguien sea tentado, no diga que ha sido tentado por Dios, porque Dios no tienta a nadie, ni tampoco el mal puede tentar a Dios.
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- Al contrario, cada uno es tentado cuando se deja llevar y seducir por sus propios malos deseos.
- 15
- El fruto de estos malos deseos, una vez concebidos, es el pecado;
y el fruto del pecado, una vez cometido, es la muerte.
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- Queridos hermanos míos, no se equivoquen.
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- Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación.
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- Él, por su propia voluntad, nos hizo nacer por medio de la palabra de verdad, para que seamos los primeros frutos de su creación.
Poniendo en práctica la palabra
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- Por eso, amados hermanos míos, todos ustedes deben estar dispuestos a oír, pero ser lentos para hablar y para enojarse,
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- porque quien se enoja no promueve la justicia de Dios.
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- Así que despójense de toda impureza y de tanta maldad, y reciban con mansedumbre la palabra sembrada, que tiene el poder de salvarlos.
- 22
- Pero pongan en práctica la palabra, y no se limiten sólo a oírla, pues se estarán engañando ustedes mismos.
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- El que oye la palabra pero no la pone en práctica es como el que se mira a sí mismo en un espejo:
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- se ve a sí mismo, pero en cuanto se va, se olvida de cómo es.
- 25
- En cambio, el que fija la mirada en la ley perfecta, que es la ley de la libertad, y no se aparta de ella ni se contenta sólo con oírla y olvidarla, sino que la practica, será dichoso en todo lo que haga.
- 26
- Si alguno de ustedes cree ser religioso, pero no refrena su lengua, se engaña a sí mismo y su religión no vale nada.
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- Delante de Dios, la religión pura y sin mancha consiste en ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y en mantenerse limpio de la maldad de este mundo.
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