La Palabra de vida

1-4
Esta carta habla de la Palabra de vida, la cual ya existía desde antes de que Dios creara el mundo.
La escribimos para contarles lo que hemos visto y oído acerca de ella, para que juntos podamos alegrarnos completamente.
Así ustedes se mantendrán unidos a nosotros, como nosotros nos mantenemos unidos a Dios el Padre y a su Hijo Jesucristo.
La Palabra de vida es Jesucristo, que es quien da la vida verdadera: la vida eterna.
Jesucristo estaba con Dios el Padre, pero vino a nosotros.
Y nosotros, sus discípulos, lo vimos con nuestros propios ojos, lo escuchamos hablar, y hasta pudimos tocarlo.


Amigos de Dios

5
Jesucristo nos enseñó que Dios es luz, y que donde Dios está no hay oscuridad.
Éste es el mensaje que ahora les anunciamos.
6
Si decimos que somos amigos de Dios y, al mismo tiempo, vivimos pecando, entonces resultamos ser unos mentirosos que no obedecen a Dios.
7
Pero si vivimos en la luz, así como Dios vive en la luz, nos mantendremos unidos como hermanos y Dios perdonará nuestros pecados por medio de la sangre de su Hijo Jesús.
8
Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no decimos la verdad.
9
Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad.
10
Si decimos que nunca hemos hecho lo malo, hacemos que Dios aparezca como un mentiroso, y no hemos aceptado el mensaje que él nos ha dado.