- Muerte de Antíoco Cuarto
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- El rey Antíoco salía a recorrer las provincias de Persia.
En esos viajes, se enteró de que la ciudad de Elimaida era muy famosa por sus riquezas en oro y plata,
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- y que su templo estaba lleno de grandes tesoros.
Allí había muchas armaduras de oro, corazas y armas, que había dejado Alejandro de Macedonia, hijo de Filipo, el primer rey de los griegos.
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- Entonces Antíoco marchó contra la ciudad para apoderarse de ella, pero no pudo conquistarla, porque la gente de allí se enteró de los planes del rey.
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- De modo que cuando llegó Antíoco, la gente de la ciudad salió a pelear contra él.
Antíoco tuvo que huir y regresar a Babilonia, y quedó muy amargado por no haber podido llevarse toda esa riqueza.
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- Cuando Antíoco aún estaba en Persia, le informaron de la derrota del ejército que él había enviado a Judea.
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- Le dijeron que los israelitas se habían equipado muy bien con las armas y demás cosas que les habían quitado a los enemigos.
Por eso Lisias, aunque había organizado un ejército muy numeroso, tuvo que huir.
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- También le contaron que los judíos habían destruido el horrible ídolo que él había puesto sobre el altar del templo de Jerusalén, que habían reconstruido las murallas del templo, dejándolas a la misma altura que tenían antes, y que además habían construido una muralla alrededor de la ciudad de Bet-sur.
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- Al oír estas noticias, y viendo que nada le salía como él quería, el rey Antíoco se entristeció.
Fue tanto su pesar que se enfermó y tuvo que guardar reposo
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- por muchos días.
Tan mal se sintió que pensó que se iba a morir.
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- Por eso, llamó a todos sus amigos y les dijo:
«Estoy tan triste que ya no puedo dormir.
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- No termino de preguntarme por qué sufro tanto, si soy tan poderoso y apreciado por todos.
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- Pero ahora recuerdo todo el mal que hice en Jerusalén, cómo me apoderé de todos sus utensilios de oro y plata, y cómo mandé matar sin razón a mucha gente de Judea.
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- Por eso me estoy muriendo de tristeza, y voy a morir en un país que no es el mío».
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- Entonces llamó a su amigo Filipo, y le dio el poder para que gobernara todo el imperio.
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- Le puso la corona, las vestiduras de rey y el anillo.
Luego le encargó que educara a su hijo, llamado también Antíoco, para que pudiera reinar cuando fuera mayor de edad.
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- El rey Antíoco murió en Persia el año ciento cuarenta y nueve del gobierno de los griegos.
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- Al enterarse de la muerte del rey Antíoco, el general Lisias nombró rey al joven Antíoco.
Lisias lo había educado desde que era pequeño, y al nombrarlo rey, le dio el nombre de Eupátor.
El nuevo rey invade Judea
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- Los soldados enemigos vigilaban el cuartel que estaba dentro de la ciudad de Jerusalén, y no permitían que los israelitas se alejaran de los alrededores del templo.
Siempre estaban buscando la manera de hacerles daño, y apoyaban a los extranjeros del lugar.
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- En el año ciento cincuenta del gobierno de los griegos, Judas Macabeo decidió reunir a todos sus soldados, para acabar con esos malvados, porque ya estaba cansado de esa situación.
Los reunió alrededor del cuartel de Jerusalén, y para reconquistarlo usaron máquinas de guerra que arrojaban piedras, y construyeron una rampa para escalar la muralla.
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- A pesar de eso, algunos soldados enemigos lograron escapar.
Éstos y algunos israelitas traidores
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- fueron a pedir ayuda al rey Antíoco Quinto y le dijeron:
«Su Majestad, ¿cuándo va usted a defendernos y a vengarnos de nuestros compatriotas?
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- Nosotros siempre servimos con gusto a su padre y le obedecimos en todo.
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- Por este motivo, ahora nuestros compatriotas nos tratan como enemigos, y tienen rodeada la ciudad.
Han matado a los nuestros que no lograron huir, y nos han quitado todo lo que teníamos.
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- Por si fuera poco, también han atacado a otras regiones que le pertenecen a Su Majestad.
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- Ya han levantado murallas alrededor del templo y de la ciudad de Bet-sur.
¡Ahora están atacando el cuartel de Jerusalén, pues quieren conquistarlo!
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- Si Su Majestad no los detiene ahora mismo, ellos se harán más fuertes cada día, y usted ya no podrá vencerlos».
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- Cuando el rey escuchó estas palabras, se enfureció y llamó a todos sus amigos, a los jefes del ejército y a los jefes de la caballería.
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- También contrató soldados de otras naciones y de las islas del mar.
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- De este modo logró formar un ejército de cien mil soldados, veinte mil jinetes, y treinta y dos elefantes entrenados para la guerra.
La batalla en Bet-zacarías
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- Este ejército pasó por la región de Idumea y acampó frente a Bet-sur.
La ciudad fue rodeada y durante muchos días la atacaron con máquinas de guerra. Pero los israelitas salieron de la ciudad sin que sus enemigos se dieran cuenta. Lucharon con mucha valentía, y les quemaron las máquinas de guerra.
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- Entonces, Judas Macabeo dejó de atacar el cuartel, y acampó en Bet-zacarías, frente al campamento del ejército del rey Antíoco.
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- A la mañana siguiente, Antíoco se levantó bien temprano y llevó al ejército por el camino de Bet-zacarías.
Las tropas se prepararon para el combate y tocaron las trompetas.
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- A los elefantes les dieron jugo de uva y de moras para que atacaran con más furia.
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- Los repartieron entre las tropas, y por cada mil soldados pusieron un elefante.
Los soldados estaban protegidos con corazas y cascos de bronce. El ejército también contaba con el apoyo de quinientos de los mejores soldados de caballería.
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- Los soldados no se apartaban de los elefantes, y seguían cada uno de sus movimientos.
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- Cada elefante llevaba encima una torre de madera, y en cada una de ellas iban tres guerreros, además del que guiaba al elefante.
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- A los demás soldados de caballería, el rey Antíoco Quinto los puso a los dos lados del ejército de infantería, para que defendieran a los batallones.
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- Cuando los rayos del sol pegaban en los escudos de oro y bronce, su reflejo se veía en las montañas, de modo que éstas parecían antorchas encendidas.
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- Una parte del ejército avanzaba desde lo alto de la montaña, y la otra desde el valle.
Todos los soldados marchaban en orden y muy confiados.
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- Los israelitas sintieron mucho miedo porque aquél era un ejército enorme y muy poderoso.
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- A pesar de todo, Judas Macabeo se adelantó con sus tropas, y mató a seiscientos soldados del ejército enemigo.
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- Mientras tanto su hermano Eleazar, también llamado Avarán, vio un elefante mejor equipado que los otros, y pensó que en él iba el rey Antíoco.
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- Enseguida corrió hacia el elefante.
Pasó por en medio del ejército enemigo, matando a los soldados que encontraba a su paso. Cuando llegó, se puso debajo del elefante, le clavó la espada y lo mató. Pero al caer el elefante, aplastó a Eleazar, y lo mató. De esta manera, Eleazar se hizo famoso para siempre, entregando su vida para salvar a su gente.
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- A los israelitas no les quedó más remedio que retirarse de la batalla, pues el ejército del rey Antíoco Quinto era muy poderoso y atacaba con mucha fuerza.
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- El ejército de Antíoco persiguió a los israelitas hasta Jerusalén.
Las tropas se colocaron en Judea y alrededor de Jerusalén.
La gente de Bet-sur se rinde
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- Ése era el año en que los israelitas no sembraban sus campos, sino que dejaban descansar la tierra, y por ello no tenían suficientes alimentos para resistir un ataque.
Por esa razón, la gente de Bet-sur salió de su ciudad, se rindió y el rey Antíoco hizo la paz con ellos.
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- Entonces, el rey se apoderó de la ciudad y dejó allí tropas para que la cuidaran.
Jerusalén resiste el ataque
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- Luego, Antíoco Quinto decidió atacar a los israelitas que estaban en el templo de Jerusalén.
Los rodeó y amontonó objetos para que su ejército se ocultara y protegiera. También usó todo tipo de máquinas de guerra, para lanzar piedras y flechas encendidas.
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- Los israelitas también construyeron máquinas de guerra para defenderse.
Por eso los combates duraron mucho tiempo.
- 53
- Pero los alimentos comenzaron a faltar, pues era un año en que los israelitas dejaban descansar la tierra.
Además, tuvieron que compartir la comida que tenían con los israelitas que habían llegado de los países paganos.
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- Como el hambre era más y más fuerte, muchos de los que defendían el templo se fueron a sus casas, y sólo quedaron unos pocos para defenderlo.
Dios ayuda a su pueblo
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- Antes de morir, el rey Antíoco Quinto le había pedido a un tal Filipo que educara a su hijo, también llamado Antíoco, para que fuera rey.
Pero cuando Filipo regresó de Persia y Media con el ejército del rey, quiso quedarse con el reino. Al enterarse de ello, el general Lisias
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- decidió regresar rápidamente con su ejército, y les propuso al joven rey, a los jefes del ejército y a los soldados lo siguiente:
«Cada día somos menos y se nos están acabando los alimentos. El lugar que atacamos está bien protegido. Por eso, ahora lo más importante es atender los problemas del imperio.
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- Yo les propongo que hagamos las paces con esta gente, y firmemos un acuerdo con toda su nación.
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- Vamos a permitirles que vivan como antes.
Recordemos que ellos se rebelaron porque les prohibimos que vivieran de acuerdo con sus leyes y costumbres».
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- Al rey y a los jefes del ejército les gustó la propuesta.
Entonces ofrecieron la paz a los israelitas, y éstos la aceptaron.
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- El rey y los jefes juraron que cumplirían ese pacto, y los israelitas salieron de la fortaleza.
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- Sin embargo, cuando el rey llegó a Jerusalén y vio la fuerte muralla que habían construido los israelitas, rompió su juramento y mandó derribar toda la muralla.
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- Después salió rápidamente para Antioquía.
Al llegar, se encontró con que Filipo se había apoderado de la ciudad. Entonces lo atacó y le quitó la ciudad por la fuerza.
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