- Un canto fúnebre
- 1
- Así dice nuestro Dios:
«¡Pobrecita de ti, capital de Asiria! ¡Estás llena de asesinos, de mentirosos y ladrones que no se cansan de robar!
- 2
- »¡Ya se escuchan los látigos
y el estruendo de las ruedas! ¡Ya se oye el galopar de los caballos y el ruido de los carros de guerra!
- 3
- ¡Ya ataca la caballería,
y deslumbran las espadas y las lanzas! ¡No es posible contar los heridos ni saber cuántos son los muertos! ¡Los cadáveres se amontonan! ¡La gente tropieza con ellos!
- 4
- »Asiria, esto te ha pasado
por engañar a los pueblos. Las naciones se enamoraron de tus dioses y brujerías, y entraron en tratos contigo.
- 5
- »Pero yo estoy en contra tuya,
y haré que las naciones y reinos se den cuenta de lo que en verdad eres.
- 6
- Voy a embarrarte de excremento,
y quedarás en vergüenza.
- 7
- Todos los que te vean
se alejarán de ti, diciendo: “¡Asiria está destruida! ¿Habrá alguien que la consuele? ¿Habrá quién le tenga compasión?” Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré.
- 8-10
- »Nínive, capital de Asiria,
tú no eres mejor que Tebas. A esa ciudad la protegía el río Nilo. La protección que le brindaban Etiopía, Egipto, Fut y Libia aumentaba su poder. »Pero Tebas fue conquistada. A sus pobres niños los estrellaron contra el suelo. A la gente importante se la repartieron en sorteo, y a sus jefes se los llevaron a un país lejano.
- 11
- »También tú, Asiria,
te quedarás tambaleando como si estuvieras borracha. Tratarás de esconderte de tus enemigos, pero no lo conseguirás.
- 12
- Tus murallas se caerán;
serán como higueras cargadas de higos maduros, que si alguien las sacude, sus higos caen al suelo y la gente se los come.
- 13
- »El fuego ha quemado tus portones,
y el enemigo ya está por entrar; por eso tus soldados se acobardan.
- 14
- Aunque guardes mucha agua
para resistir el ataque, de nada te servirá. Aunque hagas muchos ladrillos para reforzar tus murallas,
- 15
- morirás quemada por el fuego
y destrozada por la guerra; el enemigo acabará contigo como una plaga de saltamontes. De nada te servirán tu fuerza militar y tus muchos soldados.
- 16-17
- »Tus comerciantes y tus generales
son tantos como las estrellas del cielo, ¡pero en cuanto ven el peligro huyen como saltamontes! Todos conocemos a estos insectos: en cuanto cambian de piel, vuelan; en un día frío se paran a calentarse; pero en cuanto sale el sol emprenden vuelo y desaparecen.
- 18-19
- »Rey de Asiria,
tú hiciste sufrir a muchas naciones. Pero ahora van a morir tus generales y tus jefes principales. Tu ejército andará perdido por los montes, y no habrá quien pueda reunirlo. Tú estás herido de muerte, y ya nadie podrá sanarte. Todos los que oyen la noticia aplauden de alegría».
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