- Los malos gobernantes
- 1-3
- »¡Escúchenme ustedes,
jefes y gobernantes de Israel! ¡Ustedes debieran hacer justicia, pero hacen todo lo contrario! Prefieren hacer lo malo, en lugar de hacer lo bueno. Maltratan mucho a mi pueblo; se lo están comiendo vivo.
- 4
- »Por eso, cuando me llamen,
yo no les responderé. Es tan grande su maldad que los abandonaré».
Los profetas mentirosos
- 5
- A los profetas que engañan a mi pueblo, Dios les ha dicho:
«Ustedes sólo hablan de paz a quienes les dan de comer, pero a quienes no los alimentan les declaran la guerra.
- 6
- Por eso no les voy a informar
lo que pienso hacer. Nunca más les comunicaré mensajes y ya no podrán anunciar el futuro.
- 7
- Esos profetas y adivinos
quedarán en completo ridículo. No tendrán nada que decir, porque yo no les responderé».
- 8
- Pero yo, Miqueas, estoy lleno del poder de Dios.
Por eso puedo afirmar que nuestro Dios es un Dios justo. También puedo acusar a los israelitas de ser un pueblo pecador y desobediente.
La derrota de Jerusalén
- 9
- Dios dijo:
«¡Escúchenme ustedes, jefes y gobernantes de Israel! Ustedes rechazan la justicia, y no respetan ninguna ley.
- 10
- En Jerusalén y en mi templo
los crímenes y la violencia son cosa de todos los días.
- 11
- Los sacerdotes, profetas y jueces
enseñan, predican o dictan sentencia sólo a cambio de dinero. »Y para colmo se atreven a decir: “No tenemos nada que temer. ¡Dios está con nosotros!”
- 12
- »¡Por culpa de ustedes
mi templo será derribado! ¡Por culpa de ustedes Jerusalén quedará en ruinas, y el monte de Sión se cubrirá de maleza!»
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