- Gedeón derrota a los madianitas
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- Gedeón, a quien ahora llamaban Jerubaal, y todos los que estaban con él se levantaron muy temprano y se fueron a acampar junto al manantial de Harod.
El campamento de los madianitas les quedaba al norte, en el valle que está al pie del monte Moré.
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- Dios le dijo a Gedeón:
«Hay demasiados soldados en tu ejército, y van a pensar que la victoria sobre los madianitas será de ellos y no mía.
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- Por eso, reúnelos y diles que cualquiera que tenga miedo regrese a su casa».
De esta manera Gedeón los puso a prueba. Veintidós mil soldados regresaron a su casa, y diez mil se quedaron.
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- Dios le volvió a hablar a Gedeón: «Todavía hay demasiados soldados.
Llévalos a tomar agua, para que yo los ponga a prueba. Allí te señalaré quiénes irán contigo, y quiénes no».
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- Gedeón los llevó a tomar agua, y Dios le dijo: «Pon a un lado a los que se inclinen para beber, y aparta a todos los que saquen agua con las manos y la beban como los perros».
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- Trescientos soldados recogieron agua con las manos y, llevándosela a la boca, la bebieron como hacen los perros.
Todos los demás se inclinaron para beber.
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- Dios le dijo entonces a Gedeón: «Con estos trescientos soldados voy a salvarlos y les daré la victoria sobre los madianitas.
Todos los demás, pueden irse a su casa».
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- Así que Gedeón se quedó con trescientos hombres.
Recogió los cántaros y las trompetas de los demás, y los mandó de vuelta a sus tiendas de campaña. El campamento de los madianitas quedaba más abajo, en el valle.
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- Esa misma noche Dios le ordenó a Gedeón:
«Levántate y ataca a los madianitas. Yo te daré la victoria sobre ellos.
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- Pero si tienes miedo de atacarlos, baja al campamento con tu sirviente Purá.
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- Cuando oigas lo que están diciendo, perderás el miedo».
Gedeón se fue con su sirviente a los puestos de vigilancia del ejército enemigo.
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- Los madianitas, los amalecitas y toda la gente del este se habían dispersado por todo el valle.
Parecían una plaga de saltamontes, y tenían tantos camellos como la arena que hay en la playa.
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- Cuando llegó Gedeón, oyó que un soldado le contaba a otro el sueño que había tenido.
Le decía: —Soñé que un pan de cebada venía rodando sobre nuestro campamento, y chocaba contra una tienda y la derribaba.
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- Su compañero le respondió:
—¡No cabe duda de que se trata del ejército de Gedeón! ¡Dios le va a dar la victoria sobre nuestro ejército!
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- Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y lo que significaba, adoró a Dios.
Luego Gedeón volvió al campamento israelita y ordenó: «¡Arriba todos! Dios nos va a dar la victoria sobre el ejército madianita».
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- Gedeón dividió a sus hombres en tres grupos, y les dio trompetas y cántaros vacíos.
Dentro de los cántaros pusieron antorchas encendidas.
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- Después les dijo: «Al acercarnos al campamento madianita, fíjense en mí y hagan lo que me vean hacer.
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- Cuando mi grupo y yo toquemos la trompeta, ustedes también hagan sonar las suyas y griten: “¡Por Dios y por Gedeón!”»
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- Gedeón y los cien hombres que estaban con él se acercaron al campamento poco antes de la medianoche, cuando estaba por cambiar el turno de la guardia.
Hicieron sonar sus trompetas y rompieron los cántaros que llevaban en las manos,
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- y los otros dos grupos hicieron lo mismo.
Con la antorcha en la mano izquierda y la trompeta en la derecha, todos gritaron: «¡Al ataque! ¡Por Dios y por Gedeón!»
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- Los israelitas se quedaron quietos en sus puestos, rodeando el campamento enemigo.
Al oír los gritos, todos los del ejército madianita salieron corriendo.
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- Los israelitas, por su parte, seguían tocando sus trompetas, mientras Dios hacía que las tropas enemigas se atacaran entre sí y salieran huyendo.
Se fueron a Bet-sitá, camino de Sererá, y llegaron hasta la frontera de Abel-meholá, cerca de Tabat.
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- Entonces llamaron a los hombres de las tribus de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, para que persiguieran a los madianitas.
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- Gedeón envió mensajeros por todo el territorio de Efraín, con este mensaje: «¡Vengan a pelear contra los madianitas! Vigilen las partes bajas del río Jordán y de los arroyos, hasta Bet-bará, para que los madianitas no puedan cruzar por allí».
Los de la tribu de Efraín obedecieron estas órdenes,
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- y capturaron además a Oreb y a Zeeb, que eran dos jefes madianitas.
Mataron a Oreb en la piedra que ahora se conoce como Roca de Oreb. A Zeeb lo mataron en el lugar donde se exprimían las uvas para hacer el vino, y que se conoce como Lagar de Zeeb. Persiguieron a los madianitas, y después llevaron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón, que estaba al otro lado del río Jordán.
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