- Dios castiga a su pueblo (1 Cr 21.1-14)
- 1
- Dios volvió a enojarse contra Israel.
Le hizo creer a David que sería bueno hacer una lista de todos los soldados que había en Israel y Judá.
- 2
- Entonces el rey le dijo a Joab y a los jefes del ejército:
—Vayan por todo el país, y cuenten a todos los hombres en edad militar, para que yo sepa cuántos soldados tengo.
- 3
- Pero Joab le contestó:
—Yo le pido a Dios que multiplique a su pueblo, y que lo haga cien veces más grande de lo que ahora es. También le pido a Dios que le permita a usted llegar a verlo. Pero no creo que contarlos sea una buena idea.
- 4
- Sin embargo, la orden del rey pudo más que la opinión de Joab y de los jefes del ejército, y ellos tuvieron que salir a contar a todos los israelitas.
- 5
- Cruzaron el río Jordán y empezaron a contar a la gente de Aroer, y de una ciudad que está en medio de un valle, en el camino a Gad y a Jazer.
- 6
- Luego fueron a Galaad, y de allí a Cadés, que está en el país de los hititas.
Después fueron a Dan, y de allí dieron la vuelta hasta llegar a Sidón.
- 7
- Fueron luego a la fortaleza que está en Tiro, y recorrieron también todas las ciudades de los heveos y cananeos.
Después se fueron al sur de Judá, en dirección de Beerseba.
- 8
- Después de haber recorrido todo el país durante nueve meses y veinte días, regresaron a Jerusalén.
- 9
- Allí Joab le informó al rey: «En Israel hay ochocientos mil hombres que pueden ir a la guerra, y en Judá hay quinientos mil».
- 10
- Pero David se dio cuenta de que había sido un error haber contado a toda la gente, así que dijo: «Dios mío, no está bien lo que hice.
Te he ofendido al contar los soldados que tenemos. Yo te ruego que perdones mi error».
- 11
- David siempre consultaba al profeta Gad.
Por eso al día siguiente, cuando David se estaba levantando, Dios le dio a Gad un mensaje para David. Le dijo:
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- «Ve a decirle a David que lo voy a castigar, y que puede escoger uno de estos tres castigos:
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- Siete años de hambre en todo el país;
ser perseguido por sus enemigos durante tres meses; o que todo el pueblo sufra enfermedades durante tres días». Gad fue, entregó el mensaje y le dijo a David: «Dime qué respuesta debo llevarle a Dios».
- 14
- Y David le dijo a Gad:
—¡Me resulta difícil elegir uno de los tres! Pero Dios es compasivo, así que prefiero que sea él quien me castigue. No quiero que me hagan sufrir mis enemigos.
- 15
- Entonces Dios envió una enfermedad por todo Israel, desde esa mañana hasta el tercer día.
Y desde el norte hasta el sur de Israel murieron setenta mil personas.
Dios perdona a su pueblo (1 Cr 21.15-27)
- 16-20
- El ángel que Dios había enviado a matar a la gente, llegó a Jerusalén.
David lo vio cuando llegó a donde Arauna el jebuseo estaba limpiando el trigo. Como el ángel ya estaba a punto de destruir la ciudad, David dijo: «Dios mío, yo fui el que hizo mal; yo fui quien pecó contra ti. Por favor, no castigues a mi pueblo. Mejor castígame a mí y a mi familia». Dios envió a David este mensaje por medio del profeta Gad: «Ve y constrúyeme un altar en el lugar donde Arauna limpia el trigo». David obedeció el mensaje de Dios, y fue con sus sirvientes a construir el altar. Cuando Arauna vio que el rey se acercaba, salió y se inclinó ante él hasta tocar el suelo con su frente,
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- y le dijo:
—¿A qué debo que Su Majestad venga a verme? ¡Yo no soy más que su sirviente! Pero David le contestó: —He venido a comprarte el lugar donde limpias el trigo. Quiero construir allí un altar para Dios. Así se detendrá la enfermedad que está matando a la gente.
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- Arauna le contestó:
—Su Majestad, todo lo que tengo es suyo. Presente las ofrendas a Dios, y yo le daré los toros para el sacrificio, y hasta mis herramientas de trabajo para que las use como leña.
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- Yo le doy a usted todo esto, y deseo que Dios acepte lo que usted le ofrezca.
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- —Te lo agradezco —dijo David—, pero yo no puedo ofrecerle a Dios algo que no me haya costado nada.
Así que yo te pagaré todo lo que me des. David le dio a Arauna cincuenta monedas de plata por el terreno y por los toros,
- 25
- y construyó allí un altar para Dios.
Para que ya no los castigara, le presentó a Dios los toros como ofrenda, y además le presentó otras ofrendas. Y Dios escuchó sus ruegos y detuvo el castigo contra los israelitas, pues le dio tristeza haberlos castigado. Entonces le dijo al ángel: «Basta, ya no sigas». Así fue como se detuvo la enfermedad en Israel.
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