- El valor de Judit
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- En la ciudad de Betulia vivía un mujer llamada Judit, que era hija de Merarí y nieta de Us.
Éstos eran sus antepasados: Jacob, Simeón, Surisadai, Selumiel, Natanael, Eliab, Hilquías, Elías, Ahitub, Rafaín, Gedeón, Ananías, Elcías, Uziel, José, Us y Merarí.
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- Judit se había casado con un hombre llamado Manasés, que pertenecía a su misma tribu y familia.
Manasés había muerto en Betulia, durante una cosecha de la cebada. Murió por pasar mucho tiempo bajo los rayos del sol, mientras dirigía a los trabajadores que ataban los manojos de cebada. Fue sepultado en el terreno que está entre Ibleam y Dotán, donde también habían sepultado a sus antepasados.
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- Hacía tres años y cuatro meses que Judit había quedado viuda.
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- Vivía en una habitación sencilla que hizo construir en la parte alta de su casa.
Siempre vestía con ropas ásperas en señal de luto.
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- Ayunaba todos los días, menos los sábados, los días de luna nueva y durante las fiestas que celebraban los israelitas.
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- Era muy hermosa y atractiva.
No necesitaba de nada, pues su esposo Manasés le había dejado una gran fortuna. Tenía oro, plata, ganado, fincas y muchos esclavos y esclavas.
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- Además, Judit siempre obedecía las leyes de Dios, por lo que nadie podía acusarla de nada malo.
- 9
- Judit se enteró de que el pueblo se había quejado ante Ozías por la falta de agua.
También se dio cuenta de que Ozías había prometido entregar la ciudad a los asirios, si en un plazo de cinco días Dios no salvaba a la ciudad.
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- Entonces Judit envió a su empleada de confianza para que llamara a Cabris y a Carmis, que eran dos de los jefes de la ciudad.
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- Cuando ellos se presentaron, Judit les dijo:
—¡Jefes de la ciudad de Betulia, escuchen bien lo que les voy a decir! Ustedes hicieron muy mal al prometer que entregarían la ciudad a nuestros enemigos, si Dios no nos ayuda en cinco días.
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- ¿Con qué derecho le exigen eso a Dios? ¿Acaso pretenden hacerse pasar por Dios delante de la gente?
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- Ustedes que no saben nada, ¿cómo se atreven a darle órdenes al Dios todopoderoso?
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- Si ni siquiera conocen los pensamientos de la gente, ¿cómo van a conocer las intenciones del Dios que creó todo lo que existe?
»¡Compatriotas, por ningún motivo hagan enojar a Dios!
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- Él es libre de hacer con nosotros lo que quiera, y puede negarse a ayudarnos en estos cinco días.
Dios tiene el poder para ayudarnos, o para dejarnos morir delante de nuestros enemigos.
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- Así que no intenten obligarlo a cambiar sus planes.
Recuerden que Dios no es como nosotros; él no siente miedo ante las amenazas, ni permite que se le diga lo que debe hacer.
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- Por eso, lo mejor que podemos hacer es pedirle que nos ayude, ¡y podemos confiar en que lo hará! Si Dios quiere salvarnos, escuchará nuestra oración.
- 18
- »Tenemos una ventaja: hace mucho tiempo que ninguno de nosotros adora a esos dioses falsos que la gente fabrica.
¡En todo el país no hay nadie que adore a los ídolos! Nuestros antepasados sí lo hicieron,
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- y por eso Dios los castigó.
En ese tiempo nuestros enemigos les causaron un daño muy grande a nuestros antepasados: les robaron todo lo que tenían, y los mataron.
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- Pero hoy día, nosotros sólo adoramos al Dios verdadero.
Por eso confiamos en que él no nos abandonará.
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- »Si nuestros enemigos conquistan esta ciudad, entonces toda la región de Judea también será derrotada, y se llevarán todo lo que hay en el templo de nuestro Dios.
En tal caso nosotros mereceríamos morir, pues seríamos responsables de lo que pueda pasar.
- 22
- Además, Dios nos culparía de la muerte y esclavitud de nuestra gente, y de la destrucción del país.
Y por si eso fuera poco, nuestros enemigos se burlarían de nosotros y quedaríamos en ridículo.
- 23
- Dios usaría nuestra esclavitud para avergonzarnos, así que no podríamos esperar que nos vaya bien.
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- »¡Demos a nuestros compatriotas un buen ejemplo de confianza! De nosotros depende la vida de ellos, y que el templo de Dios no sea destruido.
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- »¡Demos gracias a nuestro Dios, que nos ha puesto a prueba, como lo hizo con nuestros antepasados!
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- Recuerden lo que le hizo a Abraham, y las pruebas por las que hizo pasar a Isaac.
También acuérdense de lo que le pasó a Jacob en Mesopotamia, cuando cuidaba las ovejas de su tío Labán.
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- Dios les mandó esas pruebas para que ellos fueran mejores personas, y lo mismo está haciendo con nosotros.
¡De ninguna manera quiere vengarse de nosotros!
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- Entonces, Ozías le respondió:
—Sin duda, has dicho la verdad.
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- No es la primera vez que te oímos hablar con sabiduría.
Desde que eras una niña has demostrado ser muy inteligente y bondadosa. ¡Todo el mundo lo sabe!
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- Sin embargo, debes comprender que la gente se está muriendo de sed.
Por eso no tuvimos más remedio que hacer ese juramento. Ahora no podemos echarnos atrás.
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- Ya que tú eres una mujer con mucha fe en Dios, pídele que envíe lluvias para que se llenen nuestras reservas de agua.
Así no moriremos de sed.
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- Entonces Judit contestó:
—Escuchen bien lo que les digo. Hoy haré algo que siempre será recordado en nuestra nación. Todos los padres se lo contarán a sus hijos.
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- Vayan esta noche a los portones de la ciudad, y me verán salir con mi empleada de confianza.
Les aseguro que antes de que se cumpla el plazo de cinco días, Dios salvará a Israel gracias a mi intervención.
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- No traten de averiguar lo que voy a hacer;
lo sabrán cuando haya llevado a cabo mi plan.
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- Ozías y los jefes le dijeron:
—¡Vete tranquila! ¡Que nuestro Dios te acompañe y te use para derrotar a nuestros enemigos!
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- Entonces salieron de la casa de Judit y regresaron a ocupar sus puestos.
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