- Más pruebas para Job
- 1
- El día en que los ángeles se reunían con Dios, también el ángel acusador se presentó,
- 2
- y Dios le dijo:
—¡Hola! ¿De dónde vienes? Y el acusador contestó: —Vengo de recorrer toda la tierra.
- 3
- Entonces Dios le preguntó:
—¿Qué piensas de Job, mi fiel servidor? No hay en toda la tierra nadie tan bueno como él. Siempre me obedece en todo y evita hacer lo malo, y me sigue obedeciendo, a pesar de que me convenciste de hacerle mal sin ningún motivo.
- 4
- El ángel acusador le contestó:
—¡Mientras a uno no lo hieren donde más le duele, todo va bien! Pero si de salvar la vida se trata, el hombre es capaz de todo.
- 5
- Te aseguro que si lo maltratas, ¡te maldecirá en tu propia cara!
Dios le dijo:
- 6
- —Muy bien, te dejaré que lo maltrates, pero no le quites la vida.
- 7
- En cuanto el acusador se marchó, llenó a Job con llagas en todo el cuerpo.
- 8
- Por eso, Job fue a sentarse sobre un montón de ceniza, y todo el día se lo pasaba rascándose con una piedra.
- 9
- Su esposa fue a decirle:
—¿Por qué insistes en demostrar que eres bueno? ¡Mejor maldice a Dios, y muérete!
- 10
- Pero Job le respondió:
—No digas tonterías. Si aceptamos todo lo bueno que Dios nos da, también debemos aceptar lo malo. Y a pesar de todo lo que le había sucedido, Job no pecó contra Dios diciendo algo malo.
Los tres amigos de Job
- 11
- Job tenía tres amigos: Elifaz, que era de la región de Temán;
Bildad, de un lugar llamado Súah; y Zofar, de un lugar llamado Naamat. Cuando supieron todo lo malo que le había sucedido a Job, se pusieron de acuerdo para ir a consolarlo y decirle cuán tristes estaban por la muerte de sus hijos.
- 12
- Al llegar a donde vivía Job, lo vieron de lejos, y no lo reconocieron;
pero cuando ya estuvieron frente a él, comenzaron a llorar y a gritar. Enseguida rompieron su ropa y se echaron ceniza sobre la cabeza para mostrar su tristeza.
- 13
- Durante siete días y siete noches estuvieron sentados en el suelo, haciéndole compañía.
Era tan grande el sufrimiento de Job que ninguno de ellos se atrevía a decirle nada.
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