- Israel volverá de Babilonia
- 1
- El Dios de Israel declara:
«El día que vuelvan de Babilonia, yo seré el Dios de todos los israelitas, y ellos serán mi pueblo.
- 2
- »Cuando andaban por el desierto,
yo les demostré mi gran amor. A los que no murieron en la guerra, los hice descansar.
- 3-4
- Hace mucho, mucho tiempo
me aparecí ante ellos y les dije: “Pueblo de Israel, siempre te he amado, siempre te he sido fiel. Por eso nunca dejaré de tratarte con bondad. Volveré a reconstruirte, y volverás a danzar alegremente, a ritmo de panderetas.
- 5
- En las colinas de Samaria
volverás a plantar viñedos, y disfrutarás de las uvas.
- 6
- Muy pronto los guardias gritarán
por las colinas de Efraín: ‘¡Vengan, vayamos a Jerusalén, y adoremos a nuestro Dios!’”»
- 7
- El Dios de Israel dice:
«¡Canten alegres, israelitas! ¡Ustedes son los más importantes entre todas las naciones! En sus alabanzas canten: “¡Tú, Dios nuestro, nos salvaste! ¡Salvaste a los pocos israelitas que aún quedábamos con vida!”
- 8
- »Yo los haré volver de Babilonia;
los haré volver de todos los rincones del mundo, y los llevaré a su tierra. Serán muchos los que vuelvan. Volverán los ciegos y los cojos, las que estén embarazadas, y las que llevan bebés en brazos.
- 9
- Vendrán arrepentidos,
con lágrimas en los ojos, y yo los llevaré por un camino seguro. Israel, yo soy tu padre, y tú eres mi hijo mayor».
- 10
- Dios les dice a las naciones:
«Escuchen mi mensaje. Digan a las islas lejanas que yo dispersé a Israel, pero que volveré a reunirlo. Ahora voy a cuidarlos, como cuida el pastor a sus ovejas.
- 11
- Rescataré a los israelitas;
los libraré del poder de ustedes, pues son más fuertes que ellos.
- 12
- Cuando ellos lleguen a Jerusalén
disfrutarán de mis bendiciones. Yo les daré trigo, vino y aceite, y también vacas y ovejas, para que hagan fiesta. Serán como un jardín bien regado, y nunca más perderán su fuerza.
- 13
- Yo les daré consuelo;
cambiaré su dolor en danza y su tristeza en alegría. Bailarán alegres jóvenes y viejos.
- 14
- Los sacerdotes y mi pueblo
disfrutarán de mis bendiciones, y tendrán más de lo que necesitan. Les juro que así lo haré».
- 15
- El Dios de Israel dice:
«Grandes llantos y lamentos oyó la gente de Ramá. Es Raquel, que llora por la muerte de sus hijos, y no quiere ser consolada».
- 16-17
- Pero Dios le dice:
«Sécate las lágrimas, Raquel; ya no sigas llorando ni pierdas la esperanza. Tus hijos volverán a su patria; volverán de ese país enemigo, y tu sufrimiento se verá recompensado. Te juro que así será.
- 18
- »Ya he escuchado a mi pueblo
llorar amargamente. Los he oído reclamarme: “Dios de Israel, ¡tú eres nuestro Dios! Éramos como un toro salvaje, pero tú pudiste domarnos y ahora sabemos obedecer. ¡Acéptanos de nuevo!
- 19
- ”Cuando jóvenes, te abandonamos;
pero ahora estamos arrepentidos. ¡Estamos tan avergonzados que nosotros mismos nos herimos!”
- 20
- »Pero yo les he dicho:
“Ustedes son mi pueblo preferido; ¡y los quiero más que a nadie! Es verdad que los reprendo, pero siempre pienso en ustedes. ¡Los amo de todo corazón! ¡Les tengo un gran cariño!
- 21
- ”Amado pueblo de Israel,
¡regresa ya a tus ciudades! ¡Pon señales en el camino para que puedas encontrarlo!
- 22
- ¡Deja ya de andar perdido!
¡Deja ya de serme infiel! Yo soy el Dios de Israel, y he creado algo nuevo y sorprendente, tanto que nadie podría imaginárselo”».
El sueño de Jeremías
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- En un sueño, el Dios todopoderoso me dijo:
«Cuando yo haga volver a los israelitas del país donde ahora son esclavos, los que viven en las ciudades de Judá volverán a decir: “¡Dios te bendiga, Jerusalén! ¡Ciudad elegida por Dios! ¡Dios te bendiga, templo de Dios, pues en ti habita la justicia!”
- 24
- »Allí vivirán todos los que ahora viven en las ciudades de Judá, junto con los campesinos y los pastores de ovejas.
- 25
- A los que tengan hambre les daré de comer, y a los que tengan sed les daré de beber».
- 26
- Cuando me desperté y abrí los ojos, me di cuenta de que había tenido un sueño muy hermoso.
Responsabilidad personal
- 27
- El Dios de Israel dice:
«Viene el día en que haré que Israel y Judá vuelvan a poblarse de gente y de animales.
- 28
- Así como antes me dediqué a derribarlos, arrancarlos y destruirlos, ahora me dedicaré a plantarlos, reconstruirlos y ayudarlos a crecer.
- 29
- Cuando llegue ese día, nadie volverá a decir: “Los padres la hacen, y los hijos la pagan”,
- 30
- porque cada quien será responsable de sus propios actos.
En otras palabras, cada uno de ustedes morirá por su propio pecado».
El nuevo pacto
- 31
- El Dios de Israel dice:
«Viene el día en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con el pueblo de Judá.
- 32-33
- En el pasado, tomé de la mano a sus antepasados y los saqué de Egipto, y luego hice un pacto con ellos.
Pero no lo cumplieron, a pesar de que yo era su Dios. Por eso, mi nuevo pacto con el pueblo de Israel será éste: »Haré que mis enseñanzas las aprendan de memoria, y que sean la guía de su vida. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Les juro que así será.
- 34
- »Ya no hará falta que unos sean maestros de otros, y que les enseñen a conocerme, porque todos me conocerán, desde el más joven hasta el más viejo.
Yo les perdonaré todas sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados. Les juro que así será».
El gran poder de Dios
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- El Dios todopoderoso dice:
«Yo hago que el sol alumbre de día, y que la luna y las estrellas alumbren de noche. Yo hago que ruja el mar y que se agiten las olas. ¡Yo soy el Dios de Israel!
- 36-37
- »El día que estas leyes naturales
lleguen a faltar, ese día el pueblo de Israel dejará de ser mi nación preferida. El día que alguien pueda medir la altura del cielo o explorar lo profundo de la tierra, ese día yo rechazaré a mi pueblo por todo el mal que ha hecho. ¡Pero eso nunca sucederá! ¡Les doy mi palabra!»
Jerusalén será reconstruida
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- El Dios de Israel dice:
«Viene el día en que Jerusalén, mi ciudad, será reconstruida desde la torre de Hananel hasta el portón de la Esquina,
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- y de allí hasta la colina de Gareb y el barrio de Goá.
- 40
- Y serán dedicados a mí el valle donde se arrojan los cadáveres y las cenizas, y también los campos que llegan hasta el arroyo de Cedrón y hasta la entrada de los Caballos, en la esquina del este.
¡Nunca más la ciudad de Jerusalén volverá a ser arrancada ni destruida!»
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