- Jesús sana a un enfermo
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- Un sábado, Jesús estaba cenando en la casa de un jefe de los fariseos.
Todos los que estaban presentes lo vigilaban muy atentos.
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- De pronto, un hombre que tenía las piernas y los brazos hinchados se paró delante de él.
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- Jesús miró a los maestros de la Ley y a los fariseos, y les preguntó: «¿Se debe, o no se debe sanar a un enfermo el día de descanso?»
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- Ellos se quedaron callados.
Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo sanó y lo despidió.
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- Después, les preguntó a los que estaban presentes: «Si uno de sus hijos, o uno de sus bueyes, se cayera en un pozo, ¿no es cierto que lo sacarían de inmediato, aunque fuera sábado?»
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- Pero ellos no pudieron decir nada.
Los invitados a la cena
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- Jesús se había dado cuenta de que los invitados a la cena llegaban y se sentaban en los mejores lugares.
Por eso les dio este consejo:
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- «Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el mejor lugar.
Porque si llega alguien más importante que tú,
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- el que te invitó te dirá: “Dale tu puesto a este otro invitado.” Eso sería muy vergonzoso para ti, y tendrías que sentarte en el último lugar.
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- »Por eso, cuando alguien te invite, busca el último puesto.
Así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: “Amigo, ven siéntate aquí; este lugar es mejor.” De esa manera, recibirás honores delante de los demás invitados.
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- El que se crea superior a los demás, será puesto en el lugar menos importante.
El que es humilde será puesto en un lugar más importante.»
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- Luego, Jesús le dijo al hombre que lo había invitado:
«Cuando hagas una fiesta o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus otros familiares, ni a tus vecinos más ricos. Si haces eso, también ellos te invitarán a ti, y de esa manera te recompensarán por haberlos invitado.
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- En el futuro, cuando hagas una fiesta, invita a los pobres, a los tullidos, a los cojos y a los ciegos.
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- Ellos no podrán darte nada a cambio, pero Dios te bendecirá.
Él te dará un premio cuando resuciten todos los que practican la justicia.»
La gran cena
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- Al oír esto, uno de los invitados le dijo a Jesús:
—¡La bendición más grande será participar en la gran fiesta del reino de Dios!
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- Jesús le respondió:
—En cierta ocasión, un hombre organizó una gran cena e invitó a mucha gente.
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- Cuando llegó la hora, envió a su sirviente para que llamara a los invitados y les dijera: “Vengan, ya todo está listo.”
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- »Pero cada uno de los invitados dio una excusa, y rechazó la invitación.
Uno dijo: “Dile a tu amo que por favor me disculpe, pues acabo de comprar un terreno y necesito ir a verlo.”
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- »Otro dijo: “Le ruego que me disculpe, pues hoy compré cinco yuntas de bueyes y tengo que probarlas.”
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- »Otro más dijo: “Acabo de casarme;
dile que no puedo ir.”
- 21
- »El sirviente regresó y le contó a su amo todo esto.
El amo se enojó mucho y le dijo: “Ve enseguida a las calles y callejones de la ciudad, y trae a cenar a los pobres, a los tullidos, a los ciegos y a los cojos.”
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- »Cuando el sirviente regresó, le dijo: “Señor, ya hice lo que usted me mandó, pero todavía queda lugar en la casa.”
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- »El amo le ordenó: “Ve por las calles y callejones, y obliga a la gente a entrar.
Quiero que mi casa se llene.
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- Pero ninguno de los que invité la primera vez probará un bocado de mi cena.”»
Condiciones para ser discípulo de Jesús
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- Una gran cantidad de gente caminaba con Jesús.
De pronto, él se volvió y les dijo:
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- «Si alguno de ustedes quiere ser mi discípulo, tendrá que amarme más que a su padre o a su madre, más que a su esposa o a sus hijos, y más que a sus hermanos o a sus hermanas.
Ustedes no pueden seguirme, a menos que me amen más que a su propia vida.
- 27
- Si ustedes no están dispuestos a morir en una cruz, y a hacer lo que yo les diga, no pueden ser mis discípulos.
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- »Si alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿qué es lo primero que hace? Pues se sienta a pensar cuánto va a costarle, para ver si tiene suficiente dinero.
- 29
- Porque si empieza a construir la torre y después no tiene dinero para terminarla, la gente se burlará de él.
- 30
- Todo el mundo le dirá: “¡Qué tonto eres! Empezaste a construir la torre, y ahora no puedes terminarla.”
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- »¿Qué hace un rey que sólo tiene diez mil soldados, para defenderse de otro rey que lo va a atacar con veinte mil? Primero tendrá que ver si puede ganar la batalla con sólo diez mil soldados.
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- Y si ve que no puede ganar, aprovecha que el otro rey todavía está lejos y manda mensajeros a pedir la paz.
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- »Por eso, piénsenlo bien.
Si quieren ser mis discípulos, tendrán que abandonar todo lo que tienen.
La sal del mundo
- 34-35
- »La sal es buena, pero cuando pierde sus capacidades se tira a la basura, pues ya no sirve ni para el horno de barro ni para hacer combustible con el estiércol.
¡Si en verdad tienen oídos, presten mucha atención!»
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