- Consejos de Moisés para el pueblo
- 1
- Moisés siguió diciendo:
«Israelitas, sigan todas las enseñanzas que les he dado, para que vivan y ocupen el territorio que va a darles el Dios de nuestros antepasados.
- 2
- No cambien ninguno de los mandamientos que yo les he dado de parte de Dios;
más bien, obedézcanlos.
- 3
- Ustedes han visto cómo Dios acabó con todos los que adoraron al dios de Baal-peor.
- 4
- También han visto que sólo sobrevivieron los que fueron fieles a Dios.
- 5-6
- »Nuestro Dios me ha ordenado enseñarles todos sus mandamientos, para que ustedes los obedezcan en el territorio que van a ocupar.
Así, cuando los demás pueblos oigan hablar de ellos, dirán que ustedes son un gran pueblo, sabio y entendido, pues tienen buenas enseñanzas y saben obedecerlas.
- 7
- No hay ningún otro pueblo que tenga tan cerca a su Dios, como lo tenemos nosotros cuando le pedimos ayuda.
- 8
- Ni hay tampoco un pueblo que tenga mandamientos tan justos como los que ustedes han recibido.
- 9
- Por eso, jamás olviden todo lo que les ha pasado;
al contrario, deben contárselo a sus hijos y nietos.
Fieles a Dios
- 10
- »Cuando ustedes estaban en el monte Horeb, Dios me dijo que los reuniera delante de él, pues quería hablarles y enseñarles a obedecerlo todo el tiempo, para que del mismo modo ustedes enseñaran a sus hijos.
- 11
- »Ustedes se reunieron al pie del monte, y vieron las llamas de fuego que de él salían y se elevaban a gran altura.
El humo formaba una gran nube,
- 12
- y desde las llamas de fuego Dios les habló.
Ustedes no vieron figura alguna, sino que solamente oyeron la voz de Dios.
- 13
- Fue así como él les dio a conocer los diez mandamientos del pacto que hizo con ustedes, y los escribió en dos tablas de piedra para que los obedecieran.
- 14
- Luego me ordenó que yo les enseñara los mandamientos que ustedes debían cumplir en la tierra que estaban por ocupar.
- 15-18
- »El día en que Dios les habló en Horeb, en medio del fuego, ustedes no vieron ninguna figura.
Por lo tanto, no vayan a hacerse ídolos con forma de hombre o de mujer, ni de animales o aves, ni de reptiles o peces.
- 19
- No adoren al sol ni a la luna, ni a las estrellas ni a los astros.
Esos astros, que brillan para todas las naciones, los creó Dios.
- 20
- »Cuando Dios los rescató a ustedes de Egipto, lo hizo para convertirlos en su propio pueblo.
- 21
- Sin embargo, por culpa de ustedes, Dios se enojó conmigo y juró que no me permitiría cruzar el río Jordán.
Por eso yo no voy a entrar en esa tierra tan buena que él va a darles.
- 22
- Al contrario, moriré de este lado del río.
»Ustedes sí lo cruzarán, y conquistarán esa tierra.
- 23
- Pero tengan cuidado y no se olviden del pacto que Dios ha hecho con ustedes.
Cumplan las órdenes de Dios y no adoren ningún ídolo,
- 24
- pues Dios es muy celoso y, en castigo, podría destruirlos con fuego.
- 25
- »Cuando ustedes hayan ocupado esa tierra, y tengan hijos y nietos, no se hagan ningún ídolo, ni mucho menos vayan a adorarlo.
Estarían cometiendo un terrible pecado, y harían que Dios se enojara.
- 26
- El cielo y la tierra son testigos de que, si no obedecen, no vivirán mucho tiempo en esa tierra que está al otro lado del río Jordán, sino que muy pronto morirán.
- 27
- »Sólo a unos cuantos Dios les permitirá vivir en otros países.
- 28
- Allí adorarán ídolos de madera y de piedra, estatuas que no pueden ver ni oír, ni comer o respirar, porque el hombre mismo los ha hecho.
- 29
- Sin embargo, si ustedes son sinceros, y de corazón le piden a Dios que los perdone, aun en esos países Dios los perdonará.
- 30
- Si en medio de su angustia y sufrimiento ustedes vuelven a obedecer a Dios,
- 31
- él no los abandonará ni los destruirá, porque los ama mucho.
Dios jamás se olvidará del pacto que hizo con los antepasados de ustedes, pues se comprometió a cumplirlo.
- 32-38
- »Dios sacó de Egipto a los antepasados de ustedes, y así les demostró su gran amor y su gran poder.
Por luchar en favor de ustedes, hizo grandes milagros y sembró el pánico entre los demás países. »Si Dios los rescató, fue para que ustedes llegaran a ser su propio pueblo. Ningún otro pueblo ha oído la voz de Dios, y mucho menos ha vivido para contarlo. Sin embargo, Dios les habló desde el cielo, para ponerlos en el camino correcto. Aquí en la tierra, les habló desde el fuego, y ustedes siguieron con vida. Y cuando se pusieron en marcha, Dios les abrió paso; hizo a un lado a países más grandes y poderosos que ustedes, para entregarles la tierra que ahora están por recibir. »Si ustedes estudian la historia, verán que nunca antes sucedió algo parecido a lo que ahora sucede con ustedes. Pero todo esto es para que se den cuenta de que su Dios es verdadero, y es el único Dios.
- 39
- »Por eso, nunca olviden que nuestro Dios es el único dueño y señor del cielo y de la tierra.
- 40
- Hoy les entrego las leyes de Dios.
Obedézcanlas, y vivirán mucho tiempo en la tierra que Dios les va a dar para siempre».
Ciudades de refugio
- 41
- Dicho esto, Moisés eligió tres ciudades al este del río Jordán.
- 42
- En estas ciudades podría pedir protección todo el que matara a otra persona, siempre y cuando la muerte no fuera intencional ni se tratara de un pleito entre enemigos.
De este modo, el que matara estaría a salvo de los parientes que quisieran vengar la muerte del difunto.
- 43
- Una de las tres ciudades elegidas fue Béser, que estaba en la meseta del desierto;
allí podrían refugiarse los de la tribu de Rubén. Otra de las ciudades elegidas fue Ramot, que estaba en Galaad; allí podrían refugiarse los de la tribu de Gad. La tercera ciudad fue Golán, que estaba en Basán, y allí podrían refugiarse los de la media tribu de Manasés.
Los diez mandamientos
- 44-47
- Cuando Moisés y los israelitas salieron de Egipto, llegaron al valle que está frente a Bet-peor, al este del río Jordán.
Ese territorio era de los amorreos. Sihón era rey de la región de Hesbón, y Og era rey de la región de Basán. Sin embargo, Moisés y los israelitas derrotaron a estos dos reyes.
- 48-49
- Ese territorio comenzaba en el monte Sirión, que también era conocido como monte Hermón.
Bajaba hacia el sur hasta Aroer, cerca del río Arnón, y de allí seguía bajando hasta el monte Pisgá. Pasaba por el Mar Muerto, y se extendía por toda la región del Arabá. Fue allí, al este del río Jordán, donde Moisés les entregó a los israelitas los mandamientos de Dios.
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