- Lamento por la ciudad de Tiro
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- Dios también me dijo:
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- «Dedica este lamento a la ciudad de Tiro por su destrucción.
Dale este mensaje de parte del Dios de Israel:
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- “Tú, ciudad de Tiro,
te creías bella y perfecta; te aprovechaste de estar junto al mar para comerciar con muchos países.
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- Ciertamente, dominabas los mares.
Tenías la belleza de un barco bien construido.
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- Tu casco lo hicieron
con pinos del monte Senir; tu palo mayor fue labrado en cedro del monte Líbano.
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- Tus remos eran de roble,
fina madera del monte de Basán. Las tablas de tu cubierta eran de ciprés traído de Chipre. Todas ellas estaban adornadas con incrustaciones de marfil.
- 7
- Tus velas te servían de bandera,
y eran de fino bordado egipcio. Tus toldos, de tela roja y morada, los trajeron de las costas de Elisá.
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- ”Contabas con una tripulación experta.
Tenías los mejores capitanes y marinos: gente de Tiro, Arvad y Sidón.
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- Tus daños los reparaban
expertos carpinteros de Guebal. Marineros de todas partes hacían negocios en tus puertos.
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- Tu ejército estaba formado
por gente de Persia, Lidia y Libia; cuando te adornaban con sus armas, hacían que te vieras muy hermosa.
- 11
- ”Soldados de Arvad y de Gamad
defendían tus murallas con la ayuda de tu ejército. Todo el tiempo vigilaban tus torres, y cuando colgaban sus escudos a lo largo de tus murallas, hacían que te vieras más hermosa.
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- ”Tú, ciudad de Tiro, eras tan rica que la gente de Tarsis venía para hacer negocios contigo.
Tu mercancía la pagaban con plata, plomo, hierro y estaño.
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- También los comerciantes de Grecia, Tubal y Mésec compraban tus mercancías, y te pagaban con esclavos y con utensilios de bronce.
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- La gente de Bet-togarmá te pagaba con finos caballos para montar, y con caballos y mulas para el trabajo.
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- También hacías negocios con los comerciantes de Dedán y de otros puertos lejanos, los cuales te pagaban con marfil y con madera de ébano.
- 16-18
- ”Tus mercancías eran tan variadas, y tu riqueza tan grande, que hasta los sirios comerciaban contigo, y te pagaban con piedras preciosas y telas muy finas.
También Israel y Judá te compraban mercancías, y te pagaban con su mejor trigo, y con pasteles, miel, aceite de oliva y especias aromáticas. Damasco te pagaba con vino de Helbón y con lana de Sahar.
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- Los comerciantes de Dan y los griegos te traían de Uzal hierro forjado y especias aromáticas.
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- ”La gente de Dedán te pagaba con sillas de montar.
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- Los de Arabia y todos los príncipes de Quedar te pagaban con corderos, chivos y carneros.
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- Tus clientes de Sabá y Raamá te pagaban con finos perfumes, y con oro y piedras preciosas.
- 23
- Entre tus clientes estaban también los comerciantes de Harán, Cané, Edén, Sabá, Asiria y Media;
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- ellos te vendían telas finas, mantos bordados de color púrpura, tapices de muchos colores y fuertes cuerdas trenzadas.
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- ¡Las naves de Tarsis transportaban tus mercancías!
”Tú, ciudad de Tiro, parecías un barco en alta mar cuando va cargado de riquezas.
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- Pero tus marinos te llevaron
por los mares más profundos, y allí te hizo pedazos el fuerte viento del este.
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- ¡Al fondo del mar se fueron
tus mercancías y tus productos! El día que te hundiste, se fueron al fondo del mar todas tus riquezas, tus marineros y tus capitanes, tus carpinteros y tus comerciantes, tus soldados y tus pasajeros.
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- ”Tus capitanes pedían ayuda,
y temblaba la gente de las costas;
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- los marineros se lanzaron al agua,
y bajaron a tierra junto con los capitanes.
- 30-31
- Sus gritos eran desesperados;
amargamente lloraban por ti, se pusieron ropa de luto, y de muchas otras maneras mostraron su dolor.
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- Entonaron por ti un lamento,
y exclamaron con gran tristeza: ‘¡Ay, ciudad incomparable, ahora estás en el fondo del mar!’
- 33
- ”Cuando bajaban de los barcos
las mercancías que vendías, las naciones quedaban satisfechas; con tus riquezas y abundantes productos se enriquecían los reyes del mundo.
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- Pero te hundiste en el océano;
ya descansas en el fondo del mar. ¡Y contigo se hundieron también tus mercancías y tus pasajeros!
- 35
- ”Esto que te ha sucedido
hace que tiemble de miedo la gente que vive en las costas. Sus reyes están espantados; en la cara se les nota el terror.
- 36
- Los comerciantes de otras naciones
te lanzan silbidos de burla. ¡Eres motivo de espanto porque has dejado de existir!”»
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