- El sacerdote Simón
- 1
- Simón hijo de Onías
fue jefe de los sacerdotes, y durante su vida reconstruyó el templo;
- 2-3
- puso los cimientos de sus torres,
y construyó un estanque enorme para que no faltara el agua.
- 4
- Para que el pueblo viviera seguro,
reforzó las murallas de Jerusalén.
- 5
- ¡Qué gusto daba ver a Simón
cuando salía del templo, rodeado de todo el pueblo!
- 6
- Brillaba como la luna,
como el lucero de la mañana.
- 7
- Resplandecía como el sol,
como el arco iris entre las nubes.
- 8-10
- Parecía una rosa en primavera,
un lirio junto al arroyo, un olivo cargado de aceitunas. ¡Parecía una copa de oro puro, adornada con piedra preciosas!
- 11
- Cuando se ponía sus ropas de fiesta
y subía al altar de nuestro Dios, el templo se llenaba de luz.
- 12-13
- De manos de los sacerdotes,
y en presencia de todo el pueblo, recibía las ofrendas para Dios.
- 14-15
- Luego preparaba los animales
que se iban a sacrificar, y derramaba el vino sobre el altar como ofrenda agradable a Dios.
- 16
- Los sacerdotes tocaban las trompetas
y lanzaban gritos de alegría, para pedir al Dios altísimo que se acordara de su pueblo.
- 17-19
- Enseguida todo el pueblo
se inclinaba hasta tocar el suelo para adorar al Dios altísimo, mientras cantaba dulces melodías hasta el final del culto.
- 20
- Después Simón alzaba las manos
para bendecir a todo el pueblo en nombre del Dios todopoderoso.
- 21
- Al recibir la bendición de Dios,
el pueblo volvía a arrodillarse.
Invitación a la oración
- 22
- Y ahora, bendigamos a Dios,
que por todas partes hace maravillas y siempre nos trata con bondad.
- 23
- Que Dios nos llene de alegría
y nos conceda vivir en paz.
- 24
- Que mantenga con nosotros
su gran amor y sus promesas, y nos libre de todo mal.
Los pueblos enemigos
- 25
- Hay dos pueblos que no me agradan,
y un tercero que ni es nación:
- 26
- los filisteos, en la costa del mar;
los edomitas, en las montañas del sur; y los samaritanos, en Siquem.
Conclusión
- 27
- Éstas son las enseñanzas de Jesús,
el hijo de Sirac y nieto de Eleazar, que vivió en Jerusalén, que derramó su sabiduría como lluvia, y la dejó escrita en este libro.
- 28
- ¡Dios bendiga al que las estudie
y las retenga en su memoria!
- 29
- Si tú practicas sus enseñanzas,
serás tan sabio como valiente y la luz de Dios guiará tus pasos.
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