- El hombre con muchos espíritus malos
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- Jesús y sus discípulos cruzaron el Lago de Galilea y llegaron a un lugar cerca del pueblo de Gerasa.
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- Allí había un cementerio, donde vivía un hombre que tenía un espíritu malo.
Nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. ¡Cuántas veces lo habían encadenado y le habían sujetado los pies con gruesos aros de hierro! Pero él rompía las cadenas y despedazaba los aros. ¡Nadie podía con su terrible fuerza! Día y noche andaba en el cementerio y por los cerros, dando gritos y lastimándose con piedras. En el momento en que Jesús bajaba de la barca, el hombre salía del cementerio, y al ver a Jesús a lo lejos, corrió y se puso de rodillas delante de él.
- 7-8
- Jesús ordenó al espíritu malo:
—¡Espíritu malo, sal de este hombre! Entonces el espíritu malo le contestó a gritos: —¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? ¡No me hagas sufrir! ¡Por Dios, te pido que no me hagas sufrir!
- 9
- Jesús le preguntó:
—¿Cómo te llamas? Él respondió: —Me llamo Ejército, porque somos muchos los malos espíritus que estamos dentro de este hombre.
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- Por favor, te ruego que no nos mandes a otra parte.
- 11
- En una colina, cerca de donde estaban, había unos dos mil cerdos comiendo.
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- Entonces los malos espíritus le rogaron a Jesús:
—¡Déjanos entrar en esos cerdos!
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- Jesús les dio permiso, y ellos salieron del hombre y entraron en los cerdos.
Los animales echaron a correr cuesta abajo, hasta que cayeron en el lago y se ahogaron.
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- Los que cuidaban los cerdos corrieron al pueblo y contaron a todos lo sucedido.
La gente fue a ver lo que había pasado.
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- Cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron al hombre que antes estaba endemoniado, y lo encontraron sentado, vestido y portándose normalmente.
Los que estaban allí temblaban de miedo.
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- Las personas que vieron cómo Jesús había sanado a aquel hombre empezaron a contárselo a todo el mundo.
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- Pero la gente le pidió a Jesús que se fuera a otro lugar.
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- Cuando Jesús estaba subiendo a la barca, el hombre que ahora estaba sano le rogó que lo dejara ir con él.
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- Pero Jesús le dijo:
—Vuelve a tu casa y cuéntales a tu familia y a tus amigos todo lo que Dios ha hecho por ti, y lo bueno que ha sido contigo.
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- El hombre se fue, y en todos los pueblos de la región de Decápolis contaba lo que Jesús había hecho por él.
La gente escuchaba y se quedaba asombrada.
Una niña muerta y una mujer enferma
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- Jesús llegó en la barca al otro lado del lago, y se quedó en la orilla porque mucha gente se juntó a su alrededor.
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- En ese momento llegó un hombre llamado Jairo, que era uno de los jefes de la sinagoga.
Cuando Jairo vio a Jesús, se inclinó hasta el suelo
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- y le rogó:
—Mi hijita está a punto de morir. ¡Por favor, venga usted a mi casa y ponga sus manos sobre ella, para que se sane y pueda vivir!
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- Jesús se fue con Jairo.
Mucha gente se juntó alrededor de Jesús y lo acompañó.
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- Entre la gente, iba una mujer que había estado enferma durante doce años.
Perdía mucha sangre,
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- y había gastado en médicos todo el dinero que tenía, pero ellos no habían podido sanarla.
Al contrario, le habían hecho sufrir mucho, y cada día se ponía más enferma.
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- La mujer había oído hablar de Jesús, y pensaba: «Si tan sólo pudiera tocar su ropa, quedaría sana.» Por eso, cuando la mujer vio a Jesús, se abrió paso entre la gente, se le acercó por detrás y le tocó la ropa.
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- Inmediatamente la mujer dejó de sangrar, y supo que ya estaba sana.
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- Jesús se dio cuenta de que había salido poder de él.
Entonces miró a la gente y preguntó: —¿Quién me tocó la ropa?
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- Sus discípulos le respondieron:
—¡Mira cómo se amontona la gente sobre ti! ¿Y todavía preguntas quién te tocó la ropa?
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- Pero Jesús miraba y miraba a la gente para descubrir quién lo había tocado.
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- La mujer, sabiendo lo que le había pasado, fue y se arrodilló delante de él, y temblando de miedo le dijo toda la verdad.
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- Jesús le dijo:
—Hija, has sido sanada porque confiaste en Dios. Vete tranquila.
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- Jesús no había terminado de hablar cuando llegaron unas personas desde la casa de Jairo, y le dijeron:
—¡Su hija ha muerto! ¿Para qué molestar más al Maestro?
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- Jesús no hizo caso de lo que ellos dijeron, sino que le dijo a Jairo:
—No tengas miedo, solamente confía.
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- Y sólo permitió que lo acompañaran Pedro y los dos hermanos Santiago y Juan.
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- Cuando llegaron a la casa de Jairo, vieron que la gente lloraba y gritaba y hacía mucho alboroto.
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- Entonces Jesús entró en la casa y les dijo:
—¿Por qué lloran y hacen tanto escándalo? La niña no está muerta, sólo está dormida.
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- La gente se burló de Jesús.
Entonces él hizo que todos salieran de allí. Luego entró en el cuarto donde estaba la niña, junto con el padre y la madre de ella y tres de sus discípulos.
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- Tomó de la mano a la niña y le dijo en idioma arameo:
—¡Talitá, cum! Eso quiere decir: «Niña, levántate.»
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- La niña, que tenía doce años, se levantó en ese mismo instante y comenzó a caminar.
Cuando la gente la vio, se quedó muy asombrada.
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- Pero Jesús ordenó que no le contaran a nadie lo que había pasado, y después mandó que le dieran de comer a la niña.
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