- Conquistas de los romanos
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- La fuerza militar de los romanos era bien conocida.
Judas Macabeo oyó hablar de ellos. Supo que trataban bien a quienes los apoyaban, y que se mostraban amistosos con quienes les pedían ayuda. Judas supo también que los romanos habían dado grandes batallas contra los habitantes de la región de las Galias, y que los habían conquistado, obligándolos a pagarles impuestos.
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- Además, supo que los romanos se habían adueñado de las minas de oro y plata de España.
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- Habían conquistado ese país gracias a su inteligencia y fuerza de voluntad, a pesar de que ese lugar estaba lejos de Roma.
En efecto, los romanos derrotaron a todos los reyes que intentaron atacarlos, y los obligaron a pagarles impuestos cada año.
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- Vencieron a Filipo y a Perseo, que eran reyes de Macedonia,
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- y a Antíoco el Grande, que era rey de Asia.
Sin embargo, este rey los atacó con un gran ejército y su caballería, y con carros de guerra y ciento veinte elefantes.
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- Esta derrota hizo que Antíoco tuviera que pagar un impuesto muy alto, lo mismo que los reyes que reinaron después de él.
Y como si esto fuera poco, Antíoco tuvo que entregar como prisioneros de guerra a muchos de sus hombres, y ceder además algunas de sus mejores provincias, entre ellas Media, Lidia y la India. Tiempo después, los romanos entregaron estas provincias al rey griego Eumenes.
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- Judas Macabeo se enteró también de que alguna vez los griegos habían intentado acabar con los romanos.
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- Pero los romanos descubrieron sus planes.
Entonces enviaron a un solo general para pelear contra ellos, y ese general los derrotó y mató a muchos; luego se apoderó de sus riquezas, y se llevó prisioneros a las mujeres y a los niños. Además, derribó las murallas de sus ciudades, tomó el control del país, y esclavizó a sus habitantes. La situación se mantuvo así hasta el tiempo en que se escribió este relato.
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- Judas también llegó a saber que los romanos habían dominado muchas islas y países, y habían hecho esclavos a todos los que intentaron rebelarse contra ellos.
Pero también escuchó que los romanos eran muy amistosos con quienes los apoyaban y buscaban su ayuda.
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- Así era como los romanos habían conquistado reinos cercanos y lejanos.
Y todos los que oían hablar de ellos, temblaban de miedo.
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- Los romanos eran tan poderosos que podían hacer rey de un país a quien quisieran.
Pero también podían quitarle el reino, si ese rey no era de su agrado.
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- A pesar de ser tan poderosos, ningún romano se ponía la corona ni se vestía como rey.
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- Más bien, tenían un grupo de consejeros, compuesto por trescientos veinte hombres, al que llamaban «senado».
Este grupo se ocupaba del bienestar de la gente, y decidía qué hacer para mantener la paz y el orden en el país.
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- Cada año nombraban a alguien para que gobernara el imperio, y todos reconocían su autoridad y le obedecían, sin que hubiera envidias ni peleas entre ellos.
Pacto entre judíos y romanos
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- Por todo lo anterior, Judas Macabeo decidió hacer un pacto de amistad con los romanos.
Para ello, envió a Roma a Eupólemo hijo de Juan, que era del pueblo de Acós, y a Jasón hijo de Eleazar.
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- Con esto esperaba librarse de los griegos, que estaban esclavizando al pueblo de Israel.
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- Eupólemo y Jasón emprendieron el viaje a Roma.
Fue un viaje muy largo. Cuando llegaron, se presentaron ante el senado con este mensaje:
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- «Judas Macabeo y sus hermanos, y todo el pueblo judío, nos envían para hacer con ustedes un tratado de paz y amistad.
Queremos que ustedes nos cuenten entre sus amigos y aliados».
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- A los romanos les agradó la propuesta,
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- así que escribieron una carta en láminas de bronce y la enviaron a Jerusalén.
Esa carta debía conservarse como testimonio del pacto de amistad, y decía:
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- «¡Que los romanos y el pueblo judío tengan siempre bienestar en todo el mundo! ¡Que siempre disfruten de paz, y que sus enemigos se mantengan lejos!
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- »Si en algún lugar del imperio el enemigo ataca a Roma, o a alguno de sus aliados,
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- el pueblo judío luchará a favor de ellos.
Lo hará como un aliado sincero, de acuerdo con las circunstancias.
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- Llegado el caso, los judíos apoyarán a Roma sin esperar ninguna recompensa.
No ayudarán de ninguna manera a los enemigos de Roma. No les darán comida ni armas, ni dinero ni barcos. Esto es lo que Roma demanda de ustedes los judíos.
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- »Si el enemigo ataca a la nación judía, entonces Roma estará comprometida a ponerse del lado del pueblo judío, y a apoyarlo en la guerra, de acuerdo con las circunstancias.
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- En ese caso, Roma no ayudará de ninguna manera a los enemigos del pueblo judío.
No les dará comida ni armas, ni dinero ni barcos. Roma lo ha decidido así, y cumplirá sin falta este acuerdo.
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- »Éstas son las condiciones del pacto entre los romanos y el pueblo judío.
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- Si más adelante alguno de los dos pueblos quiere quitar o añadir algo, esto se hará si ambos pueblos están de acuerdo.
Tanto lo que se quite como lo que se añada tendrá validez, y deberá cumplirse».
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- Los romanos también informaron a los judíos que le habían enviado una carta al rey Demetrio, en la que le reclamaban el daño que les había causado.
La carta decía: «Los judíos son nuestros amigos y aliados. ¿Por qué los tratas mal?
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- Si ellos vuelven a quejarse de tus malos tratos, nosotros los defenderemos.
Y te combatiremos por tierra y por mar».
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