- Jesús sana a un hombre
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- Después de que Jesús bajó de la montaña, mucha gente lo siguió.
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- De pronto, un hombre que tenía lepra se acercó a Jesús, se arrodilló delante de él y le dijo:
—Señor, yo sé que tú puedes sanarme. ¿Quieres hacerlo?
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- Jesús puso la mano sobre él y le contestó:
—¡Quiero hacerlo! ¡Ya estás sano! Y el hombre quedó sano de inmediato.
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- Después, Jesús le dijo:
—¡Escucha bien esto! No le digas a nadie lo que sucedió. Vete a donde está el sacerdote, y lleva la ofrenda que Moisés ordenó. Así los sacerdotes serán testigos de que ya no tienes esa enfermedad.
Un capitán romano
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- En cierta ocasión, Jesús fue al pueblo de Cafarnaúm.
Allí, se le acercó un capitán del ejército romano
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- y le dijo:
—Señor Jesús, mi sirviente está enfermo en casa. Tiene fuertes dolores y no puede moverse.
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- Entonces Jesús le dijo:
—Iré a sanarlo.
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- Pero el capitán respondió:
—Señor Jesús, yo no merezco que entre usted en mi casa. Basta con que ordene desde aquí que mi sirviente se sane y él quedará sano.
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- Porque yo sé lo que es dar órdenes y lo que es obedecer.
Si yo le ordeno a uno de mis soldados que vaya a algún sitio, ese soldado va. Si a otro le ordeno que venga, él viene; y si mando a mi sirviente que haga algo, lo hace.
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- Jesús se quedó admirado al escuchar la respuesta del capitán.
Entonces le dijo a la gente que lo seguía: —¡Les aseguro que, en todo Israel, nunca había conocido a alguien que confiara tanto en mí como este extranjero!
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- Oigan bien esto: De todas partes del mundo vendrá gente que confía en Dios como confía este hombre.
Esa gente participará en la gran cena que Dios dará en su reino. Se sentará a la mesa con sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.
- 12
- Pero los que habían sido invitados primero a participar en el reino de Dios, serán echados fuera, a la oscuridad.
Allí llorarán de dolor y les rechinarán de terror los dientes.
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- Luego Jesús le dijo al capitán:
—Regresa a tu casa, y que todo suceda tal como has creído. En ese mismo instante, su sirviente quedó sano.
Jesús sana a mucha gente
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- Jesús fue a casa de Pedro y encontró a la suegra de éste en cama, con mucha fiebre.
- 15
- Jesús la tocó en la mano y la fiebre se le quitó.
Entonces ella se levantó y le dio de comer a Jesús.
- 16
- Al anochecer, la gente llevó a muchas personas que tenían demonios.
Jesús echó a los demonios con una sola palabra, y también sanó a todos los enfermos que estaban allí.
- 17
- Así, Dios cumplió su promesa, tal como lo había anunciado el profeta Isaías en su libro: «Él nos sanó de nuestras enfermedades».
Los que querían seguir a Jesús
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- Jesús vio que mucha gente lo rodeaba.
Por eso, ordenó a sus discípulos que lo acompañaran al otro lado del Lago de Galilea.
- 19
- Cuando llegaron allá, un maestro de la Ley se le acercó y le dijo:
—Maestro, yo te acompañaré a dondequiera que vayas.
- 20
- Jesús le contestó:
—Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo un lugar donde descansar.
- 21
- Otro de sus discípulos le dijo después:
—Señor, dame permiso para ir primero a enterrar a mi padre; luego te seguiré.
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- Jesús le contestó:
—¡Deja que los muertos entierren a sus muertos! ¡Tú, sígueme!
La gran tormenta
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- Jesús subió a la barca y se fue con sus discípulos.
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- Todavía estaban navegando cuando se desató una tormenta tan fuerte que las olas se metían en la barca.
Mientras tanto, Jesús dormía.
- 25
- Entonces sus discípulos fueron a despertarlo:
—¡Señor Jesús, sálvanos, porque nos hundimos!
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- Jesús les dijo:
—¿Por qué están tan asustados? ¡Qué poco confían ustedes en Dios! Jesús se levantó y les ordenó al viento y a las olas que se calmaran, y todo quedó muy tranquilo.
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- Los discípulos preguntaban asombrados:
—¿Quién será este hombre, que hasta el viento y las olas lo obedecen?
Dos hombres con muchos demonios
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- Cuando Jesús llegó a la región de Gadara, que está a la otra orilla del lago, dos hombres que tenían demonios salieron de entre las tumbas.
Eran tan peligrosos que nadie podía pasar por ese camino. Cuando los dos hombres se acercaron a Jesús,
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- los demonios gritaron:
—¡Jesús, Hijo de Dios!, ¿qué vas a hacernos? ¿Vas a castigarnos antes del juicio final?
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- No muy lejos de allí había muchos cerdos, y
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- los demonios le suplicaron a Jesús:
—Si nos sacas de estos hombres, déjanos entrar en esos cerdos.
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- Jesús les dijo:
—Entren en ellos. Los demonios salieron de los dos hombres y entraron en los cerdos. Entonces todos los cerdos corrieron sin parar, hasta que cayeron en el lago, donde se ahogaron.
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- Los hombres que cuidaban los cerdos huyeron al pueblo.
Allí contaron lo que había pasado con los cerdos y con los dos hombres que habían tenido demonios.
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- La gente del pueblo fue a ver a Jesús, y le rogaron que se marchara de aquella región.
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