- La batalla en Emaús
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- Gorgias, que era el general del ejército griego, escogió a cinco mil soldados de infantería y a mil de caballería, y se puso en marcha por la noche.
Como estos soldados eran los más valientes,
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- quería atacar por sorpresa al ejército israelita.
Gorgias llamó a unos hombres de Jerusalén para que le sirvieran de guías.
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- Pero Judas Macabeo se enteró de los planes de Gorgias, y salió con sus soldados para atacar al ejército del rey Antíoco, que se había quedado en el pueblo de Emaús.
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- Como ya Gorgias había salido del campamento con los soldados que había elegido, Judas aprovechó que el ejército enemigo estaba dividido.
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- Así cuando Gorgias y sus soldados llegaron al campamento donde habían estado los israelitas, no los encontraron, y pensaron que habían huido hacia las montañas.
Entonces fueron a buscarlos.
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- Cuando amaneció, Judas se presentó en el valle con tres mil hombres mal armados.
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- En cambio, el ejército griego estaba bien armado, era poderoso y tenía mucha experiencia.
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- Por eso Judas trató de darles ánimo a sus hombres con estas palabras:
«¡No se asusten al ver a tanta gente! ¡No tengan miedo al ver a esos malvados que vienen a atacarnos!
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- ¡Recuerden cómo se salvaron nuestros antepasados en el Mar de los Juncos, cuando el rey de Egipto y su ejército los perseguían!
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- ¡No tengan miedo! Pidamos a nuestro Dios que se acuerde de la alianza que hizo con nuestros antepasados, y que venga a ayudarnos en este momento.
Pidámosle que acabe con ese ejército que quiere destruirnos.
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- Así todas las naciones reconocerán que el pueblo de Israel cuenta con un Dios que lo libra y lo salva».
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- Cuando los soldados del ejército enemigo vieron que los israelitas iban a atacarlos,
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- se apresuraron a salir de su campamento para luchar contra ellos.
Entonces, Judas ordenó que sus soldados tocaran las trompetas
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- y atacaran.
Los enemigos fueron derrotados y huyeron hacia el valle.
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- Los soldados de Judas mataron a todos los soldados enemigos que se quedaron atrás.
Luego persiguieron a los otros hasta Guézer y los valles de Idumea, Azoto y de Jabnia. Ese día mataron a tres mil soldados enemigos.
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- Después de su victoria, Judas regresó con sus soldados,
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- pero les avisó:
«Todavía tenemos que seguir peleando. Por eso, no vayan a demorarse ahora llevándose todas las cosas que los enemigos dejaron en su campamento.
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- Recuerden que el general Gorgias y sus soldados están en la montaña, muy cerca de nosotros.
De modo que tenemos que estar preparados para pelear contra ellos. ¡Ya habrá tiempo para apoderarse de las armas y todo lo que dejó el enemigo!»
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- Aún no acababa de hablar Judas, cuando apareció en la montaña un grupo de soldados enemigos.
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- Éstos supieron que sus compañeros habían sido derrotados y que el campamento había sido quemado por los israelitas, ya que aún se veía el humo que salía del campamento.
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- Al ver esto, tuvieron mucho miedo.
Y cuando vieron que el ejército de Judas estaba en el valle, listo para atacarlos,
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- huyeron y se refugiaron en el país de los filisteos.
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- Judas y sus soldados regresaron y se llevaron todo lo que los soldados enemigos habían dejado en el campamento.
Encontraron mucho oro, plata, telas muy finas, y muchas otras cosas.
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- Por todo el camino iban dándole gracias a Dios y cantando el himno: «Dios es bueno, y nunca deja de amarnos».
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- Aquel día Israel consiguió una victoria muy importante.
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- Los soldados enemigos que lograron escapar fueron a contarle a Lisias lo sucedido.
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- Como todo había salido mal, Lisias se enojó muchísimo, pues eso no era lo que el rey quería.
Lisias declara la guerra a los israelitas
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- Un año después, Lisias reunió un gran ejército para pelear contra Israel.
Con los soldados más valientes formó un ejército de sesenta mil soldados de infantería y cinco mil de caballería.
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- Ellos acamparon en la zona de Bet-sur, en la tierra de Idumea.
Judas Macabeo contaba con sólo diez mil hombres para hacerles frente.
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- Al ver un ejército tan grande, oró y dijo:
«¡Bendito seas, Dios nuestro, libertador de Israel! Tú mataste al gigante Goliat, usando a tu siervo David. Tú entregaste al ejército filisteo en manos de Jonatán, hijo de Saúl, y de su escudero.
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- Te suplico que hagas lo mismo ahora con este poderoso ejército enemigo, y permite que tu pueblo Israel los derrote y los humille.
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- Llénalos de miedo, acaba con su orgullo para que se queden sin fuerzas;
derrótalos de tal manera que no puedan recuperarse.
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- Nosotros te amamos;
te ruego que nos uses para derrotarlos. Así, todos los que te conocen entonarán cantos de alabanza».
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- Los israelitas y el ejército de Lisias se lanzaron a la batalla.
Los israelitas ganaron y mataron a unos cinco mil soldados del ejército enemigo.
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- Al ver Lisias que Judas y los israelitas eran muy valientes y que no les importaba morir, huyó hacia Antioquia, la capital de su país.
Allí contrató más soldados para formar un ejército más grande y volver a Judea para pelear contra los israelitas.
Purificación del templo
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- Después de vencer a sus enemigos, Judas y sus hermanos decidieron ir a purificar el templo, para dedicarlo de nuevo a Dios.
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- Todos los soldados del ejército se reunieron y fueron a Jerusalén.
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- Al llegar, encontraron el templo abandonado y en ruinas: en el altar se habían presentado ofrendas a otros dioses, las puertas habían sido quemadas, los patios parecían un monte lleno de hierba, y los cuartos de los sacerdotes habían sido destruidos.
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- Al ver esto, los israelitas sintieron tanta tristeza que rompieron sus ropas, se echaron ceniza sobre sus cabezas
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- y se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente.
Al escuchar el sonido de las trompetas, todos pidieron ayuda a Dios con todas sus fuerzas.
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- Mientras Judas arreglaba el templo, sus soldados atacaron al ejército enemigo que estaba protegido tras las murallas de la ciudad.
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- También, escogió un grupo de sacerdotes de buena conducta y que obedecían la ley de Dios.
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- A estos sacerdotes les encargó limpiar el templo.
Debían sacar las piedras que los enemigos habían usado para construir un altar dentro del templo, y echarlas fuera de allí.
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- No sabían qué hacer con el altar principal del templo, pues sobre él los enemigos habían presentado ofrendas a otros dioses.
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- Después de discutirlo, pensaron que lo mejor sería destruirlo.
Así no seguirían usando un altar que los enemigos habían arruinado, y nadie podría acusarlos de presentar ofrendas sobre un altar impuro.
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- Como las piedras de este altar habían sido dedicadas a Dios, las colocaron en un lugar dentro del terreno sobre el cual estaba construido el templo.
Decidieron dejarlas allí hasta que un profeta les indicara qué hacer con ellas.
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- Después construyeron un nuevo altar, igual al anterior.
Para construirlo, usaron piedras que nadie había labrado, tal como lo ordena la ley de Dios.
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- Repararon el templo por dentro y por fuera, y limpiaron los patios.
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- Hicieron nuevos utensilios para el culto, colocaron en el templo la lámpara de siete brazos, el altar para quemar incienso y la mesa donde se ponían los panes consagrados.
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- Quemaron incienso sobre el altar y encendieron las lámparas para iluminar el templo.
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- Finalmente, pusieron los panes sobre la mesa y colocaron las cortinas.
Así se terminó la reconstrucción del templo.
La consagración del templo
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- El día veinticinco del mes de Quislev, del año ciento cuarenta y ocho del gobierno de los griegos, todos los habitantes de Jerusalén se levantaron muy temprano.
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- Fueron al templo a presentar una ofrenda, como lo manda la ley de Dios.
Esta ofrenda la presentaron en el nuevo altar que habían construido.
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- En esa fecha se recordaba el día en que los enemigos habían presentado ofrendas a sus dioses sobre el altar del templo.
Por eso celebraron con gran alegría la consagración del nuevo altar. Entonaron cantos acompañados de instrumentos de cuerdas y platillos.
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- Toda la gente se arrodilló en actitud de adoración a Dios.
Así dieron gracias a Dios por haberles permitido celebrar la consagración del altar.
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- La fiesta duró ocho días.
Con mucha alegría presentaron todo tipo de ofrendas a Dios.
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- Adornaron la fachada del templo con escudos y coronas de oro.
Arreglaron las entradas y los cuartos, y les pusieron puertas.
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- Todos estaban muy alegres al verse libres de la humillación sufrida a manos de sus enemigos.
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- Judas Macabeo, sus hermanos y todos los israelitas estuvieron de acuerdo en que, de ahí en adelante, esa fiesta debía celebrarse cada año, durante ocho días seguidos.
La fiesta debía celebrarse con mucha alegría, a partir del día veinticinco del mes de Quislev.
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- En ese tiempo se construyó una muralla alrededor de Jerusalén.
Era muy alta, y tenía fuertes torres para evitar que las naciones enemigas volvieran a servir a dioses falsos en el templo.
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- Judas dejó allí tropas para que defendieran el lugar.
Además, construyó una fortaleza en Bet-sur, para evitar que los enemigos de la región de Idumea atacaran el país por el lado sur.
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